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[Brasil] Río de Janeiro, un cóctel de playas, samba y atardeceres

Los buses en Brasil no son extraordinariamente baratos, pero cómodos son un rato, y sin duda es el medio de transporte más económico (teniendo en cuenta que al ser distancias tan largas, puedes coger un bus nocturno y te ahorras la noche de alojamiento :P). Llegamos a las 6 am a la terminal de Río, y había tanto movimiento de gente como si fuera medio día! ¿Pero a qué hora se levantan estas personas? Con los ojos como platos a pesar del sueño, tomamos un bus urbano en dirección a Copacabana.

Durante nuestros días en Sao Paulo, Mónica había visto que Javi Santaolalla (amigo de Ginebra y compañero en el gran equipo de fútbol Le Club Zapata) estaba esos días también por Río! Le escribimos y sí, podríamos coincidir aunque fuera un sólo día 😉 Y no sólo eso, sino que Josinho también estaba casualmente en Río, pasando sus vacaciones en casa de Laura, en la zona de Copacabana! Ibamos a tener un encuentro de capitanes de Zapata en Río, lo máaaaximo XDDD

Qué alegría poderles volver a ver después de tantos meses, y en la otra punta del planeta! Nos encontramos en casa de Laura y nos fuimos a desayunar unos açais (una especie de preparado servido en vaso y de color oscuro, tan denso que se come con cuchara, y que teóricamente viene de una fruta, pero que en realidad es como si te comieras dos cerdos y medio de la cantidad de calorías que tiene! XDDD). Nos pusimos al día, y Laura tuvo una excelente idea! Nos sugirió coger las cuatro bicis que tenía ella y mientras ella trabajaba, nosotros podíamos ir a dar una vueltecita por las playas de Copacabana, Ipanema, Leblon, dar una vuelta por la Lagoa, y que nos diera tiempo para comer y que Javi se fuera para el aeropuerto.

La playa de Copacabana es espectacular, flanqueada por un paseo de 4 km, está repleta de pistas de futbol-playa, voley-playa, tenis-playa y todo lo que termine en playa. Cuanto más al sur, más exclusiva se vuelve la zona. Se puede comprobar fácilmente en el precio de los cocos que venden en la playa, y (desgraciadamente) también en el color de piel de la gente. Al llegar a Ipanema, ya prácticamente todos son de piel blanca, y si llegas a Leblon ya ni te cuento.

En uno de los descansos de la ruta, Javi se encontró con Café, que había sido campeón de futvóley y su “entrenador” durante su estancia en Río hace unos meses, y le pidió permiso para jugar un rato en su cancha. Nos las prometíamos muy felices con nuestra “clase”, pero la verdad es que es complicadísimo mantener la dichosa pelota sin que caiga suelo con solo un toque por persona. Cierto es que los kilos de más no me ayudaban a moverme tan ágil como una gacela, pero aún así… cuando la bola “me venía buena”, tampoco es que hiciera maravillas XDDD Resulta que la “recepción” tras el saque se sugiere hacerla con… el pecho! Toda la vida tratando de bajar la pelota cuando te llega al pecho y ahora había que levantarla. Y como demostración, Javi le pasó la pelota a Café con las manos como si se la diera a un niño, totalmente “floja” y sin potencia. Café estaba como a unos 5-6 metros de mí, y cuando le llegó al pecho, con un movimiento imperceptible para el ojo humano, le dio como si fuera con el pie y me la mandó a mis manos, bombeadita, con potencia y al sitio. Me quedé con la boca tan abierta que casi me toca el suelo XDDD que locura! Y qué técnica!

Comimos en un buffet à kilo, muy habitual en Brasil. Pagas por kilo comido (bueno, más bien por kilo servido, que te lo comas o no ya es cosa tuya), da igual si es de verduras, de carne, de pescado o de pasta. Simplemente, lo que pese pagas. Cuanto más aspiradora seas, más pagas! Javi se fue hacia el aeropuerto, y nosotros a descansar al hostel, que estábamos muertos mataos. Pero por la noche teníamos otra cita, no menos especial. Laura había investigado, y esa tarde hacían ensayo abierto en una de las escuelas de samba, Sao Clemente. Ole oleeee!

Nos levantamos medioatontaos, pero la ocasión merecía un esfuerzo, y vaya que si valió la pena! Menudo espectáculo de música, de percusión y de movimiento de caderas, piernas y siendo fieles a la realidad, de glúteos. Esos movimientos no los puede hacer cualquiera, tienes que criarte con ellos para poder moverte a esa velocidad, con esa coordinación, y ese salero, qué bestia! Se respiraba un ambiente festivo ensordecedor, y es que se pasaron una hora y medio tocando y depurando la misma canción. La decoración de la nave era como si fuera de un equipo de fútbol, y muchos de los que formaban parte de la comparsa (no las y los cracks del baile loco, sino el resto), iban con camisetas y bien uniformados con los colores del “equipo”. Y es que la samba forma parte del ADN carioca, basta ver el sambódromo, una calle con sus gradas permanentes, cuál estadio deportivo, construido única y exclusivamente para los carnavales! Nos despedimos de Jose y de Laura. Volvimos al hostel, y a dormir. Menudo día más intenso y genial! Gracias chicos, ojalá podamos vernos pronto de nuevo y compartir con cracks como vosotros algunos partidos más como en la época dorada de Zapata ;D

Al día siguiente, nos levantamos y la primera tarea del día fue comprar los vuelos a Foz de Iguazú, que habíamos visto la noche anterior. Y oh sorpresa! Habían subido al doble los precios!! Pero será posible, aún borrando la caché, navegando en modo incógnito y toda la vaina,… nos habían “pillado” que estábamos interesados en ellos. Me fui al pc del hostel, repetí la búsqueda, y aha! los mismos precios de la noche anterior XDDD Coooorre a comprarlos! Volar el fin de semana salía económico, por lo que nos tendríamos que quedar un par de noches más en Río. Fuimos a notificarlo en recepción, y… tachán: no hay camas! Pero si estaba la habitación medio vacía, ¿cómo podía ser? Resulta que era fiesta nacional, convertida en puente, y toooodo el mundo se iba para Río! Buscamos en Hostelworld, y en Airbnb, pero rien de rien… pocas opciones y precios por los aires… Decidimos probar suerte con Couchsurfing, a pesar de nuestro últimos intentos fallidos en otras ciudades, sobre todo cuando eran peticiones “last-minute”, y bingo! Patricia nos contestó en perfecto francés: “Oui, vous pouvez venir…” Jajajaja, qué alegría! No nos lo podíamos creer 😀

Su casa estaba en Niteroi, una ciudad dormitorio justo enfrente de Río. Patricia nos acogió en su casa estupendamente, recepción con un jugo de mango recién hecho incluida. Nos presentó a su amiga Katia y recomendó aprovechar las últimas horas de luz para ir a ver el teatro de Nitéroi, creado por Oscar Niemeyer, el arquitecto más importante de la historia de Brasil. Cena de McDonalds para llevar, y cervecita en una terraza local para terminar la jornada.

Nos habíamos mudado a Nitéroi, sin haber subido al Corcovado ni al Pan de Azúcar, las dos atracciones más importantes de la ciudad. Pero no os preocupéis porque aún tuvimos una experiencia superior: las mejores que se pueden tener en Río de Janeiro… y gratis! (como nos gusta encontrar maneras más baratas y menos conocidas para disfrutar de las mismas cosas, muahaha!). Patricia y Katia coincidían: ver el atardecer desde el Parque do Cidade era la estampa más preciosa de Río, con diferencia… tan era así que no nos dijeron el nombre para que no pudiéramos buscar en internet fotos ni tener alguna pista. Nos habían avisado de que el tramo a pie, de poco menos de 2km, tenía una pendiente bien pronunciada, pero aun así cuando llegamos y subimos los primeros 200m ya estábamos para el arrastre XDD Pasó un coche y a unos treinta metros paró e hizo marcha atrás. Nos preguntó si íbamos hasta arriba, y que si queríamos nos subía. Venía detrás de nosotros otra pareja, y les invitó también a subir. Que amabilidad! Y allá que vamos los cinco, exigiéndole lo máximo al motor de aquel cocherito con unas pendientes brutales, hasta llegar a la cima. Para el resto, no hay palabras… increíble! Ahí van algunas instantáneas 😉

Volvimos totalmente excitados de haber podido presenciar semejante espectáculo natural. Ya habíamos preparado una tortilla de patatas gigantesca antes de ir a ver la puesta de sol, así que fue llegar y disfrutar de la cena con Patricia y Katia. Hablamos de universidades, de educación, de costumbres en Mozambique (país origen de Katia), de como había afectado a Río el mundial de fútbol (por ejemplo, los días que había partido en Río era festivo para toda la ciudad, de manera que las carreteras estuviesen medio-vacías los “futboleros” pudieran llegar a ver los partidos sin demasiados problemas! LoL). Y en la sobremesa seguimos con temas más personales y profundos. Llegó la hora de dormir, al día siguiente teníamos el vuelo a Foz de Iguazú por delante!

Pasamos la mañana tranquilamente, nos despedimos de Patricia y Katia y nos fuimos hacia a la parada de bus con tiempo suficiente, ya que al ser festivo, el bus pasaría con menor frecuencia. Estábamos ya empezando a ponernos nerviosos cuando finalmente el bus llegó. Subimos. Teóricamente debía tardar unos 40 min en llegar, y ya llegábamos justitos. Vimos como el tiempo iba pasando, e íbamos acercándonos al aeropuerto. Pero en un momento dado, cuando ya llevábamos más de una hora de trayecto y veíamos que se desviaba de la señalización al aeropuerto, le preguntamos a la cobradora del bus que cuanto faltaba. Respuesta: 30 min! ¿Cómo? 30 minutos, eso significaba que llegaríamos a falta de 30 min para que el avión… despegara! Un chico que se sentaba junto a nosotros nos vio tan apurados que nos ofreció su móvil para hacer check-in online, pero no hubo suerte. Llegamos, y corrimos como locos, pasaportes en mano. La entrada estaba cerca y la zona de la compañía también. Con cara de pánico le dijimos al hombre que estaba a la entrada de la cola, que íbamos a Foz de Iguazú, y que llegábamos supertarde. Miro su reloj, sonrío y dijo, tranquilos tenéis tiempo de sobra. Tratamos de sacar los billetes en la máquina que pedía datos tan increíbles como a quien avisar en caso de problemas! Y tras cinco minutos da… “error”… mierdaaaa! Nos mandaron al mostrador «de urgencias», y tras dos minutos agónicos, nos dan las tarjetas de embarque… yeahhhh! Lo conseguimos, menos mal que en estos países son más flexibles y no te dicen “lo siento, el sistema ya no permite sacar las tarjetas de embarque” XDDD Control de seguridad con cero personas en cola (claro, ya estaban todos dentro!), y a la puerta de embarque! Hasta pudimos sentarnos un par de minutos antes de entrar al avión… Jod*r, que manera de sudar!!

El próximo domingo más y mejor, Foz de Iguazú!