Cambiamos de país y llegamos a Israel! Establecemos nuestro campamento base en Jerusalén, en casa de Leah (la mami de Juny), un lujazo no estar en albergues durante más de tres semanas, rodeados de la familia y comiendo bien sano y rico con los guisos de mamá 😉
Nada más llegar Ada, la hermana de Juny nos enseña el calendario con todo lo que ha programado para toda nuestra estancia (sí, sí, ella es la mejor guía que podíamos tener!!) Hay actividades para todos los gustos, desde trekking, playita, celebraciones religiosas, museos de todo tipo, voluntariado,… Gracies guapeta!!
Y hecha la introducción voy a ir al tema… nuestra jornada en el paraíso! Pintaba muy bien pero había mucho que visitar y no nos queríamos perder nada, así que tocó madrugón!! tengo que decir que hubo un pensamiento loco de madrugar muchísimo y salir de casa sobre las 4:00 a.m. y ver el amanecer desde la cima de Masada pero por votación popular se desestimó esta primera idea. Eso sí, sobre las 6:30 a.m. ya estábamos preparados con nuestros sandwiches y botellas de agua bien fresquitas, recién sacadas del congelador para iniciar nuestra jornada por el desierto y el mar muerto 😉
Dos horas más tarde llegamos al Parque Nacional de Masada.
En la cima nos esperaba el palacio-fortaleza construido por el rey Herodes. A 450 metros sobre el nivel del Mar Muerto y rodeado de acantilados era un lugar estratégicamente perfecto.
Leah, muy inteligentemente, decidió subir por el teleférico. Y como Ada, Juny y yo somos unos valientes, iniciamos el ascenso a la cima por el Sendero de la Serpiente para hacer un poquito de trekking. Unos 50 minutos de subida bastante intensa, no tanto por la pendiente sino por el sol que hace en medio de un desierto, (ahí es cuando te arrepientes de no haber madrugado más para subir sin ese calor tan sofocante!). Y eso que solo eran las 9:00 de la mañana. Pero tengo que decir… que valió la pena!! Mientras subes puedes sentir en tus carnes la historia de Masada y cuando llegas recibes un regalo para tus ojos, unas vistas impresionantes del Mar Muerto y del desierto de Judea. Pasamos más de 4 horas allí arriba disfrutando y adentrándonos en la historia de cada rincón de las fortificaciones que el rey Herodes se construyó, y donde posteriormente se produjo el suicido colectivo de los rebeldes tras 3 años de asedio la noche en que los romanos abrieron las murallas.
El siguiente destino del día era el Mar Muerto, pero a última hora hubo un cambio de planes ya que Juny descubrió que estábamos a tan solo 45 minutos en coche de las ruinas de una ciudad construida hace más de 6000 años!! Así que allá fuimos. Llegamos solo una hora antes de que cerraran, no es un destino turístico por suerte, aun está por explotar y me da que en esas excavaciones arqueológicas que aun están realizando van a encontrar tesoros maravillosos. A nivel arqueológico e histórico me parece un sitio impresionante, pero tengo que decir que no impacta demasiado visualmente hablando, sobre todo si acabas de ver Masada. Lo que si sentimos, y no es la primera vez desde que hemos empezado esta vuelta al mundo, es que hace ya miles de años que ya existían las calles, los sistemas de alcantarillado, y las casas tal y como las entendemos ahora, incluso agua caliente (en esto los romanos eran unos cracks! me parece que no hemos avanzado demasiado en materia de construcción…)
Y por fin llegó el momento que más esperaba… bañarme en el Mar Muerto y flotar en cualquier postura inimaginable. No tengo palabras para describirlo, es total!! Da igual como te coloques boca arriba, en vertical, en diagonal, jajaja es súper divertido, si intentas ponerte en una posición un poco más rara, boca abajo, con las piernas dobladas y los piececitos hacia fuera (y la cabeza por supuesto fuera del agua) casi sin poderlo controlar te giras y te quedas boca arriba, todo esto gracias a las leyes de la física y a la cantidad de sal. Pensad que los océanos tienen entre aproximadamente un 3’5 % de sal y el mar Muerto supera el 30 % (casi 10 veces más salado, jejeje!). De hecho está saturado de sal y la propia arena es… sal! El agua es tan salada que es amarga, os lo digo porque la probé, si si, aquí estamos para vivirlo todo al 100 %. Luego te pica la lengua un rato pero nada que no se pueda soportar. Recomendación importante que me dio Adita: Nada de depilarse ni de afeitarse el día anterior… el escozor podría ser insoportable… yo siguiendo el consejo de nuestra experta y particular guía, me depilé varios días antes y disfruté como una enana! Imaginad si me lo pasé bien que esa noche mientras soñaba me reía y decía: “Que divertit, que divertit!!” 😀
Dato curioso: el mar muerto está a 423 m bajo el nivel del mar, y es el lugar más profundo de la tierra que han encontrado (sin contar grutas ni túneles).
Bueno ya os he dado bastante la paliza, aquí van las anheladas fotos! Un besazo a todos!