[Reflexiones] Sobre seres humanos y ciudades

Desperté en el avión de Air Asia cuando Mónica me sugirió mirar por la ventana. Habíamos aprovechado que los últimos asientos del avión estaban vacíos para instalarnos allí y poder dormir acostados durante una buena parte del trayecto. Cuando me asomé no me lo podía creer. Al estar tan atrás, el ala del avión prácticamente no interfería con nuestra visión. Ni una sola nube. Aire limpio y seco bajo nuestros pies. Noche cerrada. Sobrevolamos algunos poblados. Las luces permiten intuir el trazado de las carreteras, aunque estamos tan altos que no se pueden distinguir luces de coches o de casas, simplemente se ven líneas de luz y puntos aislados. Sobre nuestras cabezas, decenas de estrellas dan la bienvenida a la noche. Estamos cerca de nuestro destino, no sabemos exactamente donde, pero la vista debe de ser lo más parecido a un paseo espacial… aunque a pequeña escala, claro.

Antes de continuar nuestro descenso, sobrevolamos una ciudad de mayor magnitud. Y ahí lo vi claro. Descubrí la vida propia de las ciudades, compuesta por unas células llamadas seres humanos y sus órganos. En el centro se intuía una plaza. Su iluminación era más intensa que en el resto de la ciudad. Es el centro de operaciones. El cerebro. De ella partían arterias principales en distintas direcciones, ramificándose y dando lugar a calles secundarias, terciarias,… Todo un entramado circulatorio que permitía el libre flujo de personas y alimentos a lo largo y ancho de su territorio. A las afueras de la misma, pequeñas lineas hacían patente las líneas de conexión con otras vidas supra-humanas, con otras ciudades.

Es evidente que sin los humanos no existirían ciudades, al igual que sin células no existirían animales ni plantas. Cada célula tiene su misión. Algunas deben proteger, otras suministrar alimentos, otras curar las células dañadas, otras reparar las arterias, otras deshacerse de los deshechos, otras planificar el crecimiento, otras comunicarse con otras ciudades, otras producir energía. Toda célula nace con un propósito, algunas lo deciden por sí mismas, a otras les viene impuesto. Toda célula nace, se reproduce y muere. Pero el organismo sigue vivo. La ciudad sigue viva.

Creo que si alguien nos estuviera observando desde ahí fuera, eso es lo que vería. No es que las personas no seamos importantes, sino que desde ese punto de vista, no somos tan importantes. Simplemente un engranaje más de la cadena. Verían ciudades, caminos, barcos, aviones y coches. Macro entidades con vida propia, cuyos elementos unitarios son unas personitas que llevan a cabo su papel, dando vida (aún sin saberlo ni quererlo) a algo más grande, una superestructura con vida propia llamada ciudad.

Hace millones de años, una serie de componentes inorgánicos dieron paso (sin saberlo) a los primeros seres orgánicos en la tierra. En este momento de la historia, otros componentes orgánicos estamos dando paso (también sin saberlo) a otro nivel superior, esta vez de seres inorgánicos. En un momento de la historia, la célula era el “clímax” de la evolución. Algo máximo. Insuperable. Sin embargo “decidió” (sin saberlo) dividirse y asociarse con otras para llegar a ser algo más grande. Inevitablemente, perdió su “identidad propia”, para pasar a ser un engranaje de algo superior. ¿Habremos los seres humanos decidido (otra vez sin saberlo) asociarnos y dar lugar a otro ente llamado ciudad? ¿Habremos dejado de ser ese máximo evolutivo? ¿Nos hemos convertido en un eslabón más de la cadena?

Llegamos a Cochin. Es de noche. Recuperamos la consciencia, tras este inesperado viaje de perspectiva. Bienvenidos a la India.

[Vietnam] Caos y año nuevo chino en la capital: Hanoi

Nuestro objetivo era llegar cuanto antes a Hanoi. Ya habíamos comprado los vuelos a Kochi (India), pero necesitábamos el visado. El año nuevo chino se acercaba, y aunque los trámites solían tardar menos de una semana, no queríamos jugárnosla. Así que, tras no sé cuantas horas de bus y un transbordo, llegamos a la capital por la mañana. Hanoi iba a ser nuestra base de operaciones desde donde haríamos salidas a Halong Bay y a Tam Coc. Aunque de momento, solo el cielo gris y la lluvia nos daban la bienvenida.

Cruzamos la puerta de acceso a la ciudad vieja y de repente… nos encontramos literalmente envueltos en un río de motocicletas y bocinas. Aceras completamente bloqueadas por vehículos aparcados o por puestos de venta nos obligaban a mezclarnos con las motos, coches, rickshaws y demás transeúntes en la calzada. Más perdidos que un pato, sin GPS o un mapa y sin saber donde estábamos, decidimos entrar en un hotel a preguntar. Ibamos con Kirish, un chico australiano nacido en Sri Lanka que habíamos conocido en el bus y con quien habíamos cenado en una de las paradas técnicas del viaje. Kirish es de ese tipo de personas con los que conectas a la primera, sin saber muy bien porqué 😉 Fue una gozada compartir con él varios de nuestros días en la capital!

Con una amabilidad fuera de toda escala, en ese hotel nos dieron un mapa, nos indicaron como llegar a cada uno de nuestros respectivos hoteles, nos permitieron conectarnos a internet y nos dieron un té caliente… buah! Menos mal, porque empezábamos a estar calados y un poco en shock con el caos que había “ahí fuera” XDDD En menos de cinco minutos habíamos llegado a nuestro destino: el Hanoi Rocks Hostel. Un hotel reformado en hostel, que había abierto sus puertas no hacía más de tres meses, con un precio más que aceptable y con un ambiente festivo fuera de lo normal. Por las tardes había dos horas de cerveza gratis (sí sí, gratis, sin condiciones) y tenía dos discotecas (una en la planta baja y otra en la última). Nuestro dormitorio estaba en la tercera por lo que cada noche teníamos un sandwich musical espectacular, hasta las 3am que volvía la calma… pero ya sabíamos a lo que íbamos :p

La parte buena es que por las tardes quedábamos con la gente que habíamos conocido en algún lugar y les podíamos “invitar” a cervezas. Algunos días con Kirish y Khaleb (un chico de Arabia Saudi que conocimos jugando al futbolín del hotel), otros con los Javieres (padre e hijo, del Bierzo, que habíamos conocido a la vuelta de nuestro tour de Halong Bay, que traían dos bolsitas de jamón serrano en la mochila y se ofrecieron a compartir con nosotros junto con una lata de berberechos – madre mía, aún salivo pensando en ese momento XDDD), otro día con Harvey & Lucey,… en fin que era el punto de encuentro, y si ese día no quedábamos con nadie, pues bajábamos a tomarnos nosotros una tan tranquilamente. Desde luego, era un puntazo! 😀 Además los viernes, había fiesta de pijamas, pillow-fighting,… qué se yo cuantas cosas hacían!

Eso sí, a la vuelta de Halong Bay decidimos buscar una habitación privada para unos días y nos salió… ranísima (en un ático con goteras, las paredes cayendose de la humedad, y no tenían ni mantas extra!). Cambiamos de hotel, y la cosa no fue mucho mejor. Así que decidimos volver a probar suerte en otro hostel para nuestros últimos días, esta vez en el Central Backpackers Hostel, y… volvimos a acertar. Este era mucho más tranquilo, con habitaciones más pequeñas y con menos personas por dormitorio, un bar-restaurante en la última terraza donde pudimos completar algunos posts más, y un futbolín donde nos dimos el lujo de dar algunas free lessons (después de todos los años de vicio en el galileo, aun queda algo de “clase” en esas muñecas). Ahí van unas fotitos de nuestros alojamientos Hanoianos, para que os hagáis una idea 🙂

Uno de los muchos días en Hanoi lo aprovechamos para hacer un free walking tour, que resultó que ni era “free” (teníamos que pagar los desplazamientos y dietas de los guías, además de propinas –le cas échéant), ni era “walking” (había que ir en taxis a los museos), y casi no era ni “tour” porque la capacidad de comunicación (principalmente por el acento) era cuasi-nula O_o Pero bueno, como éramos cinco (Kirish, una pareja de suecos y nosotros) y no teníamos una mejor opción, echamos para adelante. Desgraciadamente, esta vez no os puedo contar mucho sobre lo que vimos porque… no me enteré de casi nada :S Pero bueno, al menos unas fotos, para que podáis haceros una idea sí que pueden servir… ahí van!

Y antes de terminar con Hanoi, y por ende nuestros posts sobre Vietnam, queremos enseñaros un poco algunos de los descubrimientos gastronómicos que hicimos. De momento, hemos tenido la gran suerte de que nuestros estómagos están aguantando lo que le echemos, así que nosotros seguimos probando cositas de aquí y de allí (a ver si continúa la racha –fingers crossed– y podemos seguir descubriendo sabores auténticos allá por donde vayamos!)

Pues lo dicho amigos, feliz año de la cabra y hasta el próximo domingo, donde llegaremos a… la India!

[Vietnam] Entre los arrozales, templos y remadoras-a-pie en Ninh Binh

Aún nos quedaban algunos días en Hanoi y queríamos hacer una escapadita más antes de tomar nuestro vuelo hacia la India. En un principio, teníamos pensado subir hasta Sapa para ver los impresionantes arrozales sembrados en las propias montañas, hacer un poco de trecking y pasar una velada con agricultores locales. Pero las condiciones climáticas a finales de febrero aún no eran favorables. Lluvia todos los días y temperaturas entre 1 y 5ºC… no estábamos preparados para la ocasión, así que tendremos que volver en el futuro para ver semejante maravilla.

No obstante, habíamos visto otra posibilidad: ir a pasar un día entre los arrozales de Tam Coc, en la provincia de Ninh Binh. Así que nos fuimos de nuevo a ver a nuestra amiga Lily para ver qué oferta se ajustaba a nuestro presupuesto. Nuestra idea era ir y volver en tren, quedarnos una noche a dormir y luego negociar las excursiones sobre el terreno. Pero ay insensatos que os habías dejado un pequeño detalle por el camino! Se acercaba el Año Nuevo Chino y todos los transportes públicos ya estaban más que llenos, y las únicas plazas que quedaban estaban a precios desorbitados… Como alternativa, le preguntamos si era posible hacer un tour con todo cerrado. Y sí, donde hay turistas, hay dinero, y donde hay dinero hay oferta. Había tours todos los días, y de diferentes niveles, ergo precios… Ajustando por aquí y por allá, finalmente encontramos un muy buen deal: ida y vuelta, guía, comida buffet (así comemos y cenamos de una sola sentada :p), paseo en bici, paseo en barca y visita a dos templos por 25$ por persona… Se salía un poco del presupuesto diario, pero la buena gestión económica de nuestros días en Hanoi nos permitían este lujo!

Y casi que… vamos a dejaros ya con las fotos de este precioso día, con los comentarios al pie comentando la jugada, ¿os parece? Así guardáis algunas fuerzas para el próximo tocho-post de Hanoi, que os harán falta XDDD

Y para que podáis ver a nuestra super-remadora en acción ahí va un mini video del «paseo»!

Un abrazote gigante, y nos leemos el próximo miércoles!

[Vietnam] Una Nueva Maravilla del Mundo llamada Halong Bay

Desde que llegamos a Vietnam había soñado con hacer unos de los cruceros por Halong Bay, una de las 7 nuevas maravillas del mundo. No podíamos estar en Hanoi, a menos de 200 km y no ir. Me puse a investigar en internet todas las opciones posibles, leí un montón de blogs en los que hablaban de sus experiencias, de los barcos barateros, de los aceptables y de los de súper lujo, de las agencias que se llevan una comisión desorbitada y me hice una lista de los barcos buenos y malos, y los de no se sabe. Juny por su parte, hizo una búsqueda de cómo sería visitar Halong Bay por tu cuenta, sin intermediarios de por medio y además encontró los nombres de unas agencias en las que contratar tours sin miedo a que te timen.

Así que un día nos fuimos a comprobar in situ lo que ya habíamos leído en los blogs. Entramos en una agencia y el vendedor, que me dio muy mala espina desde el principio (yo para estas cosas tengo un sexto sentido O_o), nos preguntó qué tipo de tour queríamos y para cuantos días. Nosotros le dijimos que nivel medio porque el nivel standard (es decir, el bajo) habíamos leído que era demasiado malo y el lujoso estaba fuera de nuestro alcance. Así que sacó los catálogos de dos compañías, y una de ellas estaba en mi lista negra y la otra estaba en la lista de no se sabe. Mal empezamos, el señor nos quiere vender un tour de nivel standard al precio del medio… Le digo que me saque otras compañías que he leído que esas son muy malas. Y me pide de malas maneras que saque a la vista mi libretita, que le diga yo los nombres de las compañías que quiero y nos da un buen precio, seguro que hay truco pensaba yo… Yo ya no aguantaba más al señor este y veíamos que nos iba a timar de todos modos. Su mirada no me daba nada de confianza…

Poco después pasamos por Lily’s Travel Agency, una de las agencia que Juny tenía apuntada en su móvil y la cosa fue totalmente distinta. Lily era una chica que te explicaba todos los detalles punto por punto y según lo que tu le comentabas acerca de tu presupuesto, estilo de viaje, prioridades te daba la mejor opción para ti. Sabía que una mala gestión o una mala cara le daban un mal comentario en tripadvisor y para ella era muy importante mantener su buena reputación y tener contento al cliente. Y nos lo demostró, nos ofreció un crucero con el barco Halong Fantasea por el módico precio de 110 $ por persona para 3 días con sus dos noches con todo incluido a excepción de las bebidas, como era habitual. Elegir una buena agencia es tan importante como elegir bien el barco, porque algunas como la que os he comentado al principio se llevan comisiones tan altas que puedes estar pagando casi el doble del valor del servicio que estas contratando. Como Lily me daba tanta confianza le pregunté por el crucero con la buena compañía que el vendedor anterior nos había ofrecido a buen precio y nos comentó que actualmente esa compañía ya no era tan buena, porque habían cambiado de barco y había pasado a ser de nivel standard. Lo gracioso es que el vendedor anterior sabiendo que yo pensaba que era una buena opción nos ofrecía un precio que no era acorde. Os dais cuenta como el otro nos la quería meter doblada?

Así que le dimos las gracias a Lily por toda la paciencia que había tenido respondiendo a todas nuestras preguntas y explicándonos todas las posibilidades, le comentamos que queríamos ir a comer para tomar una decisión y que volveríamos por la tarde para reserva y eso hicimos. Unos rollitos vietnamitas y unos noodles siempre facilitan las cosas, y si además tienes wifi y puedes comprobar que lo que dice Lily’s es cierto y que dentro del nivel de crucero que queremos Halong Fantasea es bueno y barato pues entonces ya lo tienes claro. A hacer la reserva! Al día siguiente le pagaríamos el resto y le llevaríamos una fotocopia del pasaporte que ella sellaría con su tampon para que los del crucero no pusieran ninguna pega ya que es imprescindible presentarlo y los nuestros estaban en la embajada India por unos cuantos días!

Dos días después de haber reservado el mayor lujo de nuestro viaje nos levantábamos temprano para que nos recogieran en el hotel para ir hacia Halong Bay!

Y aquí tenéis las fotos que hablan por si solas de estos fantásticos 3 días que pasamos por la Bahia de Halong… Espero que disfrutéis viéndolas tanto como nosotros!

Un besazo y hasta el próximo post sobre… Ninh Binh!

[Vietnam] Hoi An, paseando entre farolillos

Amanecimos muy temprano en Da Lat y casi perdemos el bus. El servicio incluía la recogida en el hostel. Lo que no sabíamos es que, al estar nuestro hostel en una callejuela no te recogían en la entrada, hasta que la recepcionista nos dijo, deberíais subir a la calle principal, normalmente os recogen allí y son ya las 7:00!
Mier….coles! Aun con legañas en los ojos y ya corriendo de buena mañana…

Llegamos a la calle principal deseando que no hubiera pasado el bus y minutos después para uno y nos pregunta nuestros nombres y que le enseñáramos los billetes. Ya más tranquilos nos acomodamos y fuimos recogiendo al resto de pasajeros en sus respectivos hoteles. 15 minutos después ya estábamos en la oficina de la compañía en el bus que nos llevaría hasta Nha Trang. El objetivo era ir a Hoi An pero esta compañía no tenía un bus directo, eran muchas horas de trayecto. Nuestro bus llegaba a Nha Trang sobre las 11:00 am y a las 7:30 pm tenía un servicio de bus nocturno hasta Hoi An. La idea nos pareció buena, ya que podríamos pasar el día en Nha Trang y así al menos ver con nuestros propios ojos lo que la gente decía sobre este lugar. Y es que Nha Trang, y ahora sí podemos confirmarlo, es el Benidorm de los rusos. Es una ciudad costera llena de bloques de edificios altísimos, y todo esta hecho para los turistas, con precios muy competitivos. Incluso tienen un telecabina que te lleva a una pequeña isla justo enfrente en la que hay un gigante parque de atracciones. Los rusos están por todas partes, y es prácticamente imposible encontrar un carta de menú en inglés, o sabes vietnamita o sabes ruso… (Esto me recuerda a Mallorca con los alemanes, pero no voy a entrar en el tema, o sí.. conquista pacífica le llaman no?)
Bueno, al tema que me voy por las ramas, estuvimos en la playa de Nha Trang en la que nos dimos una buena siesta, luego a comer y más tarde a la oficina de la compañía a gorronearles un poco de internet. Cuando ya nos daba vergüenza estar allí nos fuimos a una especie de starbucks y nos costó más el batido que la comida del día, pero bien. Estuvimos relajados en los sofás hasta que se hizo la hora de partir hacia Hoi An.

Nos dirigíamos a Hoi An con la intención de pasar dos días, pero mas tarde decidiríamos que sería uno solo. No porque el sitio no nos gustase, yo me hubiera quedado allí unos cuantos días, sino porque las tarifas del bus hacia Hanoi pasaban a ser de temporada alta dos días después de nuestra llegada. La diferencia era muy significativa, así que teniendo en cuenta nuestro presupuesto y que de todos modos queríamos llegar cuanto antes a Hanoi para hacer el visado para ir a la India nos pareció razonable conformarnos con una vista fugaz por Hoi An.

Hoi An es un pueblo muy pequeño, en realidad no necesitas mucho más que unas horas para visitarlo, pero tiene mucho encanto. Tanto, que en 1999 fue nombrado Patrimonio de la Humanidad.

Reventadísimos llegamos a la guesthouse que habíamos reservado. La chica de recepción fue súper amable y creo que al ver nuestras caras de cansancio le dimos un poquito de pena y nos permitió hacer el check in cuando aún eran solo las 9:00 de la mañana! Descansamos hasta que se hicieron las 12 y nos fuimos a recorrer el pueblo y a comer. Creo que ese día comimos 4 o 5 veces, necesitábamos recuperar fuerzas 😉

Nos perdimos durante horas por Hoi An, recorriendo sus calles llenas de farolillos, paseando por el río, intentando salir vivos de los alrededores del mercado y de las vendedoras de cada tienda que te intentaban convencer para comprar algo. «Buy» «buy» «cheap» «cheap» no paraban de decir…

Nos parábamos en las tiendas de ropa y zapatos. Yo disfruté como una enana y eso que no me compré nada. Para los que no conocéis Vietnam, Hoi An es conocida por sus característicos farolillos que fabrican a mano pero también por sus sastres! En menos de 24 horas tienes un vestido, o un traje, o un precioso abrigo o incluso unas botas altas a medida. Un sueño para muchos (en ese grupo me incluyo yo, of course :p ).

Puedes elegir entre los modelos que tienen expuestos en los maniquíes, o de un montón de catálogos o incluso si quieres les puedes llevar una foto del vestido de tus sueños! Una vez elegido el modelo, toca elegir la tela, en la que también tienen amplios catálogos con cientos de opciones, diferentes texturas, colores y estampados. Una vez ya te has decidido, en dos minutos te toman las medidas de todo el cuerpo. Son unos máquinas! Por lo que nos han contado otros viajeros que hemos conocido en el viaje solo les han tenido que hacer unos pequeños retoques antes de llevárselo definitivamente. Y los precios son de risa. Para que os hagáis una idea, un traje de excelente calidad con una camisa buena, a medida y una corbata lo tienes por 140$, pero es que si negocias bien como nuestro amigo te hacen otra camisa y otro pantalón para ese traje de regalo!

Yo estaba pensando en hacerme un vestido, este 2015 viene cargado de bodas… 🙂 pero al final lo descarté, llegaría a casa hecho un moco. Ahora tengo que reconocer que me arrepiento. Me lo podrían haber enviado o incluso haberlo mandado yo misma pero al final lo deje pasar. Si vuelvo a Vietnam será con una mochila vacía y una buena recopilación de fotos de vestidos de ensueño!! ❤

A la mañana siguiente teníamos previsto ir a la playa, pero al bajar a desayunar nos dimos cuenta que estaba lloviendo bastante, así que con el estómago bien lleno subimos a la habitación a descansar un rato antes de tomar el bus para dirigirnos a nuestro próximo destino, la capital de Vietnam!

Saludos amigos!!

[Vietnam] Da Lat, la ciudad más romántica del país

El camino a Da Lat lo recuerdo bastante duro, a pesar de que el trayecto no fuera de más de 4 ó 5 horas, una gran parte del mismo era un puerto de montaña lleno de curvas y con una carretera bastante (bastante) estrecha. Eso sí, las vistas eran preciosas, con un montón de valles, lagos y vegetación.

Tuvimos nuestras dudas sobre ir a Da Lat. Por una parte, en términos arquitecturales y de urbanización no te da la sensación que estés en el auténtico Vietnam, sino en cualquier otro lugar. Por otro lado, al estar a 1500 m sobre el mar, el lugar tiene unas temperaturas más fresquitas y más agradables. Tanto es así, que la ciudad está siempre llena de flores y la llaman la Ciudad de la Eterna Primavera -sip, igual que Medellín en Colombia :p-.

Por último, había leído que Da Lat era el lugar por excelencia de luna de miel para los vietnamitas <3. A mi modo de entender, a pesar de las cursiladas varias (que las hay) si era el destino preferido de los enamorados la ciudad tenía que ser bonita u ofrecer algo interesante, no? Así que para allá que nos fuimos!

Habíamos reservado un hostel muy céntrico pero un poquito apartado de la zona mochilera, por lo que el pequeño trayecto a pie desde donde nos había dejado el autobús hasta allí fue una sorpresa muy agradable. Éramos prácticamente los únicos extranjeros, podías contarlos con los dedos de la mano. El ambiente era mucho más tranquilo que Ho Chi Min City o incluso que Mui Ne. La temperatura era perfecta, y la ciudad tenía muy poca polución y estaba limpia! Sí, sí, limpia y bonita. Sobre todo alrededor del lago en el que se concentraban un montón de casitas de una o dos plantas con tejados inclinados, como si de un pueblito en las montañas de Suiza o de Francia se tratara. De hecho a Da Lat también se la conoce por “Little Paris” no sé si porque es la ciudad del amor para los vietnamitas, si por sus casitas de arquitectura colonial francesa o por la torre de comunicaciones emulando a la torre Eiffel que puedes ver desde casi cualquier punto de la ciudad.

Es muy agradable perderte entre sus calles (y digo perderte de verdad, estuvimos 3 ó 4 días y no fui capaz de situarme ni un sólo momento entre tanta calle para arriba y para abajo, yo es que soy más de superficies planas como la playa…)

En Da Lat caminamos muchísimo, paseos “románticos” alrededor del lago, dando vueltas por la zona del mercado o yendo hasta la Truc Lam Pagoda, que estaba totalmente a las afueras de la ciudad. Esta pagoda, además de ser un sitio muy tranquilo y muy místico, tiene algo diferente, y es que puedes llegar en telecabina, lo cual hace que su visita sea aun más especial si cabe.

Otra “atracción” bastante curiosa que tiene Da Lat es la Crazy House (por cierto, muy acertado el nombre). Es una casa preciosa de un estilo que te puede recordar a una mezcla entre Gaudí, el país de las maravillas o cualquier casita de cuento. Ir a última hora de la tarde para poder apreciar sus bonitos colores y maravillosas formas redondeadas y culminar la visita viéndola con todas las lucecitas que tiene en el jardín. Es mágico. Tiene tanto tirón que en la misma parcela están construyendo lo que parece que será un hotel, y aunque aun no está aun acabado ya se puede apreciar lo espectacular que va a ser. De hecho actualmente en la misma casa, todas sus habitaciones están expuestas como si de un museo se tratara pero con la diferencia que si estás interesado en dormir en ellas puedes hacerlo, eso sí a un precio (25-50 USD/persona) que nosotros no podíamos permitirnos en este viaje.

Nuestras dos últimas noches en Da Lat las pasamos con nuestros amigos Harvey y Lucy, que iban siguiendo nuestros pasos, hehehe. Quedamos con ellos para cenar en un restaurante local en el que pasamos un rato genial porque la dueña estaba crazy crazy, más que la casa que acabábamos de visitar. Nos reímos muchísimo esa noche y planeamos con ellos un excursión a la montaña Lang Biang para el día siguiente.

A las 11 de la mañana quedamos en el punto de encuentro de la noche anterior, con nuestras motos y nuestros cascos dispuestos a la aventura 😉 Después de un rato llegamos a los pies de Lang Biang, donde pagas “la entrada” y el parking para la moto, ya que no te dejan subir con ella, y vosotros pensaréis que bien que te dejen subir con la moto, respetuosos con el medio ambiente… pues no, porque los locales sí pueden subir con ella. A los turistas nos ofrecen subir en un jeep, es la turistada (y negocio) del lugar. Nosotros, como somos unos raros y unos valientes ascendimos a pie, como toda la vida se ha hecho XDDD. 6 km de subida hasta la cima y otros tanto para bajar aunque esos son más llevaderos sobre todo si vas corriendo y haciendo el ganso como nosotros. Eso sí, la subida fue… buffff a mi me costó y mucho…, entre el asma y mi falta de entrenamiento, los dos últimos kilómetros fueron muy duros. Creo que en los últimos 500 metros de una subida súper empinada paré como 5 ó 6 veces, pensaba que no llegaba, pero lo conseguí!

Allí arriba nos esperaban nuestros amigos, que aprovecharon para grabarme cuando me vieron llegar. Os pongo el vídeo para que veáis mi cara de “me falta el aire”. Juny llegaba más relajado, con tanto descanso que le tocó hacer!

Las vistas merecían ese esfuerzo y mucho más! Espectaculares, los 4 en la cima más alta de Da Lat! Un momento para recordar.

Con este magnífico día y una última cena con Harvey y Lucy nos despedimos de la romántica Da Lat, otro adiós a nuestro amigos sin saber aun si nos íbamos a encontrar.

Nos vemos en el próximo post, en Hoi An, un pueblecito encantador!

[Vietnam] Un encantador pueblo de pescadores llamado Mui Ne

Este es un “post-digestivo” dedicado a aquellos que tuvieron la valentía de leerse el pedazo-tocho “post-de-choque” de nuestra llegada a Vietnam 😉 Así que hoy toca mar, barcas de pescadores, dunas blancas, rojas y un camino de hadas!

Llegamos a medio día a la terminal de Sinh Tourist (bueno, más bien es su oficina), situada en plena avenida de los resorts. Mui Né está formada por un núcleo urbano con su “puerto” (en un entorno puramente local), y por una avenida de 6 km dedicada al turismo, principalmente ruso. Habíamos reservado en el Goc Bien Hotel, ubicado a las afueras del pueblo y también alejado de la zona turística. Sí sí, ahí, asociales totales XDD Así que lo primero que hicimos al llegar fue alquilar un  medio de transporte para los tres días que pasaríamos en la zona. Regateando regateando conseguimos una scooter 5$ por día. Eso sí, tanto regateamos que lo que nos dieron era más bien una tartana: el marcador de gasolina no funcionaba, hacía un ruido espantoso, y parecía que en cualquier momento iba a petar. Pero no, aguantó cual campeona!

Por la tarde nos fuimos a explorar alguna playa, nos medio-perdimos por el pueblo, y terminamos en el puerto. Ver el atardecer desde allí fue realmente precioso. Con todas las barcas ya de vuelta, las mujeres vaciando vieiras a la orilla del mar, el reflejo del sol cayendo tras el mar… Ahí van algunas instantáneas!

En el hotel conocimos a Harvey y Lucy, una pareja de londinenses la mar de simpáticos, que nos invitaron a ir con ellos a comer y a ver el Fairy Stream, o Camino de las Hadas. Se trata de un riachuelo con muy poco caudal que permite hacer un paseo aguas-arriba entre formas arenosas blancas y rojas. Llegamos cuando ya estaba anocheciendo, por lo que los colores eran más rojizos si cabe. Un lugar sorprendentemente tranquilo, y aunque no llegamos hasta el final pudimos disfrutar de algunos rincones en el que el entorno te teletransporta a un cuento de hadas. Como curiosidad, vimos algunos flashes en la lejanía que al llegar a ellos (no es que fuéramos a cotillear, sino que estaban en “nuestro camino”) resultaron ser una sesión de fotos a una modelo desnuda, de la cual no tenemos pruebas fotográficas :p

Por cierto, esa tarde hubo una conversación interesante que cambiaría los planes del resto del viaje. Resultó que Lucy venía de pasar un mes en la India,… haciendo un curso para ser profesora de yoga en Rishikesh! (¿Recordáis el momento de iluminación que tuvo Mónica volviendo de Koh Rong?) Lucy nos dio algunos datos y con esa “semillita” en la cabeza nos fuimos de vuelta al hotel donde nos pusimos a “tantear el terreno” para lo que podría ser un mes intenso practicando y aprendiendo yoga en el norte de la India 😉

Al día siguiente hicimos la excursión típica en Mui Né: visita a las White Sand Dunes y las Red Sand Dunes. Para llegar a las primeras nos pegamos un buen viajecito con nuestra “amoto», con la brisa marina soplando fuerte y de costado, pero con una sensación de libertad absoluta. Nos perdimos un par de veces, pero reencontrarse era bastante fácil, simplemente esperar a que pasara alguno de los “jeeps turísticos” y seguir su camino.

Podría enrollarme y contaros donde comimos, cenamos, los precios, las calles, los locales,… pero lo prometido es deuda, y os había prometido que este iba a ser un post suave de relax y tranquilidad (y cortoooo!). Así que sin más, os dejamos con las últimas fotos y comentarios. Gracias por seguir leyéndonos 😀

El próximo miércoles nos leemos de nuevo, esta vez en Da Lat!

[Vietnam] Ho Chi Minh City, símbolo de la victoria comunista

Tres semanas en Camboya dieron para mucho y bueno! Por supuesto también habíamos tenido nuestros días duros, sobre todo en Phnom Penh, pero tras nuestras tres noches en Koh Rong ya teníamos de nuevo las pilas cargadas. Así, con fuerzas renovadas, nos despedíamos del país para mudarnos a… Vietnam!

El viaje en bus es bastante curioso. Primero vuelves a Phnom Penh para allí hacer transbordo y continuar hasta la frontera. Antes de subir al segundo bus le das el pasaporte al conductor, para que verifique si tienes el visado vietnamita en orden. Luz verde, podemos continuar la ruta. Este bus nos dejará en Ho Chi Minh City (HCMC, antiguamente llamada y más conocida como Saigon). Tras algunas horas de viaje, vemos como el bus se para en la orilla de un río y… se sube a un barco! Minutos después desembarcamos en la otra orilla y continuamos la marcha. Como si nada. Primer puesto fronterizo, nos devuelven los pasaportes. Tenemos que bajar para que nos vean la cara en el siguiente puesto de control. Le devolvemos el pasaporte al chofer. Subimos al bus. Avanzamos. Volvemos a bajar al poco rato. Los pasaportes van y vuelven sin necesidad de nuestra presencia y de repente,… ya tenemos los pasaportes con todos los cuños y en Viet Nam! Continuamos nuestro trayecto, nos espera la ciudad más grande del país!

En esta parte del final del trayecto, entablé conversación con el hombre que tenía al lado (o el la entabló conmigo, no estoy seguro). Tendría unos cincuenta años, era camboyano y hablaba muy buen inglés. Le pregunté si él ya vivía en  los tiempos del Khmer Rouge. Y sí. A pesar de ser un niño, recordaba los tiempos de Pol Pot. No podía olvidar lo que le había hecho a su familia. No quise preguntar más sobre el pasado. Era médico, su sueño era salvar vidas. Sin embargo al terminar sus ocho años de estudios (entiendo que sería el mejor de su promoción porque su familia no podía pagarle los estudios), le destinaron a un pueblo en el campo para ejercer como tal, pero su salario era de risa (no recuerdo la cantidad exacta, pero menos de 100 USD/mes). Así que muy a su pesar tuvo que dejar su pasión para dedicarse a los negocios. A día de hoy es propietario de una empresa dedicada a la exportación de arroz, y parecía que le iba bien (o muy bien). Sus hijos podían ir a una escuela internacional privada, y si todo seguía así podrían ir también a una universidad del mismo nivel. Me pareció increíble comprobar de primera mano la capacidad de superación del ser humano. La miseria y penuria de sus primeros recuerdos contrastaba con la situación favorable que tanto él como su familia vivían gracias al sacrificio y el duro trabajo.

Llegamos de noche a HCMC. Según las indicaciones del hostel (el más barato que habíamos encontrado – 4 usd/noche/persona O_o), estaba a una distancia suficientemente corta para ir a pie. Lo encontramos. Estaba un poco apartado de la zona “backpackers”, pero por ese precio… qué més vols fill meu? Habíamos reservado algo nuevo para nosotros: cápsulas! Se trata de cajas de 2 metros de largo, 0,9 m de ancho y 1,2 de alto, con una sola cara abierta y una cortinita que te aislaba del mundo. Fue una grata sorpresa. La sensación de privacidad que tienes es total (allí en tu cueva con tu luz, tus enchufes y tu ventiladorcito), la habitación se aprovecha al máximo y se descansa fenomenal. Aunque mayor sorpresa fue cuando volvimos el segundo día y no estaban nuestras mochilas! La mujer que estaba en recepción nos dijo que la siguiéramos y nos llevó a una habitación privada, por el mismo precio y sin preguntar 😀 Se pensaría que estábamos de honey moon o algo, que sé yo… XDDD Molt be ché!

Una de los primeros shocks que te llevas al pasear por las calles de HCMC es el tráfico. Mucho más loco que en la mayoría de las ciudades que habíamos estado. Es como un mar de motos, los cruces son dinámicos (esto es, van en todas las direcciones… simultáneamente!), cuando vayas a cruzar, mejor mira a ambos lados (aunque parezca evidente que sólo “deben” venir de la izquierda), y sobre todo si empiezas a cruzar… no te pares. Si te paras, colapsarás el mundo. Los conductores necesitan visualizar tu trayectoria para adaptarse y esquivarte, pero si te paras,… la cagaste burlancaster! XDDD Y si no ves el momento de empezar la aventura de cruzar, siempre te quedara cerrar los ojos, rezar y avanzar a ritmo constante o, en caso de querer tener mayores probabilidades de sobrevivir, esperar a que alguien cruce “y ponerte al rebufo” 😀 Eso sí, cuidado porque los coches, camiones y buses no te esquivan! Así que si ves venir un coche, da igual que tengas el semáforo en verde y que tengas un paso de cebra bajo tus pies, los coches siempre tienen preferencia… apártate 😉 Los primeros días son de locos, pero al final te acostumbras y lo ves “tan normal”. Espero que cuando volvamos se me quite esta “normalidad”, o la policía me lo explicará en formato recetario…

Queríamos conocer la ciudad, y buscamos un free walking tour con tanta suerte que ese fin de semana era el primero que harían en 2015. Estaría un poco más “abarrotao” de lo normal, pero según las reviews valdría la pena. Y sinceramente, estuvo genial! Adam, un profesor inglés afincado en la ciudad desde hacía cuatro años se curró un paseo de tres horas en el que nos explicó tanto los monumentos y edificios principales de la ciudad, como su historia reciente, sobre todo la relacionada con los tiempos de la guerra contra los Estados Unidos.

Pero no podíamos continuar nuestro viaje sin pasar por el War Remnant Museum y volver a comprobar en primera persona sus terribles efectos, su sinsentido, su crueldad,… A diferencia de Camboya, en este caso sí que hubo intervención exterior, pero no para salvar a su población sino para provocar la guerra.

Intentaré resumir la situación, aunque hay muchos actores, y seguro que algún dato importante se me pasa por alto. A finales del s.XIX, los territorios de Camboya, Vietnam y Laos formaban lo que se llamaba la Indochina Francesa (os acordaréis dónde empezó todo, cuando el francés Henri Mouhot descubrió Angkor Wat). Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes derrotaron a los franceses y el estado francés se convirtió en un estado cliente de la Alemania nazi. Posteriormente las tropas japonesas invadieron Indochina, y tras el alto el fuego, las autoridades coloniales francesas colaboraron de manera que, aunque la última palabra la tenían los japoneses, ellos seguían dirigiendo los asuntos del día a día.

El Viet Minh, liderado por Ho Chi Minh, era un grupo formado para luchar por la independencia de Vietnam, primero contra los franceses y posteriormente contra Japón. ¿Sabéis quien apoyó a Ho Chi Minh y al Viet Minh en su lucha contra los japoneses? EEUU y el Partido Nacionalista Chino. Entre 1944 y 1945, hubo una gran hambruna en el país, debido a la combinación de mal tiempo y que los granos se exportaban a Japón. Entre cuatrocientas mil y dos millones de personas murieron de hambre… (casi nada!). Esta situación de desesperación hizo que el Viet Minh tuviera un gran apoyo popular y empezaron las revueltas.

En ese mismo año, Japón se rinde. Y aunque mantienen su presencia en Vietnam, grupos independentistas y el Viet Minh se hacen con los lugares públicos y Ho Chi Minh declara la independencia de la República Independiente de Vietnam en Hanoi. Sin embargo, EEUU, Inglaterra y los aliados afirman que toda la zona seguía perteneciendo a los franceses. Pero Francia no podía mantener el orden, así que Inglaterra mandó un contingente que controlaría el sur, y las fuerzas nacionalistas chinas entraron desde el norte.

Ho Chi Minh negocia con los franceses para que puedan remplazar a los nacionalistas chinos, en el norte, mientras que los británicos se vuelven dejando todo en mano de los franceses. En cuanto los franceses se quedan solos, el Viet Minh empieza la guerra de guerrillas, dando lugar a la Primera Guerra Indochina. Por otra parte, empezaba la guerra fría entre EEUU y Rusia.

En 1950 tenemos por una parte a Rusia y China que reconocen como legítima a la República Democrática de Vietnam, con capital en Hanoi, y por otro a los EEUU e Inglaterra reconociendo el Estado de Vietnam bajo poder francés y capital en Saigon. Simultáneamente, el resultado de la guerra de Korea hacía que los americanos se reafirmaran en sus suposiciones: la guerra en Indochina era un ejemplo de expansionismo comunista dirigido por Rusia.

Y así fue, como entre estas suposiciones y la de la teoría del dominó, en la que se creía que si un país de la región se volvía comunista el resto seguirían el mismo camino, los EEUU decidieron que el hecho de que Vietnam fuera un país liderado por comunistas era inaceptable. Veinte años después, 2 millones de personas muertas y un país con secuelas inevitables para las próximas generaciones… en Abril de 1976, tras la conquista de Saigon por parte del ejército nor-vietnamita, se reunifica el país. Saigon pasa a llamarse Ho Chi Minh City, y nace la República Socialista de Vietnam…

Con esta tristeza y tratando de asimilar que cualquier persona que viéramos en el país de unos 55-60 años habría vivido esta terrible «guerra», iniciamos nuestro camino hacia el norte.

Siguiente parada Mui Ne, un pueblecito de pescadores encantador! Nos leemos el próximo domingo!

[Camboya] Un paraíso terrenal llamado Koh Rong

Cuando se ha visitado Angkor Wat y Phnom Penh, la capital del país, uno se cree que Camboya no tiene nada más que ofrecer, pero nada más lejos de la realidad. Tras conocer a fondo la historia de Camboya pensamos que era un buen momento para cargar el cuerpo de buenas vibraciones y eso lo conseguíamos casi siempre junto al mar, así que después de investigar un poco decidimos que la isla de Koh Rong sería nuestro próximo destino. Pero antes tendríamos que tomar un autobús hasta Sihanoukville, una ciudad hecha para el turista.

Un viaje de unas 4 horitas nos llevó hasta la estación de autobuses de Sihanoukville. Habíamos reservado en el nuevo One Stop Hostel, ya que el de Phnom Penh nos había encantado y nos habían recomendado coger un tuk-tuk desde la estación hasta el hostel por no más de 3$. Este tipo de información es imprescindible tenerla para que no te timen y para mantenerte firme en tu negociación. Como era de esperar al llegar allí nos esperaban un montón de tuk-tukeros ofreciéndonos sus servicios por el módico precio de 6$ ya que a donde ibámos era muuuuuuyyyyy lejos, jajaja. Sí, sí, lo mismo de siempre, hasta que no haces un poco el teatro haciendo como que no te importa y los dejas allí solos gritando no te hacen caso. Mejor llevarnos a nosotros por 3$ que a nadie no? Conseguido!
Lo importante es que llegamos. El hostel era del mismo estilo que el anterior. Muy nuevo y con una decoración muy mínimal, la única diferencia era que todas las habitaciones giraban en torno a un patio de luces en el que había una gran piscina. Genial!

El plan era hacer noche en Sihanoukville para ir a la mañana siguiente a Koh Rong, pero resultó que a pesar de ser una ciudad de paso, muy turística, plagada de mochileros borrachos y bastante sucia no estaba tan mal. Había alguna playa poco concurrida, había comida local, comida western (malísima), mai thais a 2$ y estábamos alojados en el mejor hostel de la ciudad a un precio muy bueno, así que pensamos que era un buen lugar para planear nuestra ruta por el sudeste asiático y ponernos un poco al día con el blog. Así también tendríamos tiempo de hacer un estudio de mercado para encontrar la forma más barata de llegar a la isla y alojarnos allí a buen precio.

Que magnífica decisión! A 100 metros del hostel teníamos una especie de mercado que estaba plagado de sitios para comer y cenar a muy buen precio. Además, no muy lejos de allí estaba la playa Serendipity donde más de una vez nos fuimos a cenar una barbacoa a precio lowcost, sentados en sillones enfrente del mar.

Esa playa esta no es muy bonita de día, ya que esta plagada de gente, de vendedores y de suciedad, por lo que indagamos un poco y descubrimos que si te sales de la zona turística, existe una pequeña carretera que te lleva a una playa llamada Sokha Beach. Ésta si vale la pena, y sus aguas son claras y cristalinas y está prácticamente vacía. El truco? Pertenece a un resort. Leí en un blog que hay que pagar para entrar pero no vimos ninguna “entrada” ni nadie vino a decirnos nada 😉

Pero lo mejor de habernos quedado unos días allí fue que conocimos a Arnold, un chico alemán que se dedicaba a hacer documentales y que se había tomado un tiempo indefinido para encontrase a sí mismo y averiguar como quería encaminar su vida. Pasamos muy buenos momentos con él y Juny disfrutó de lo lindo filosoforapteando de la vida, de la política, de la gente, de las conspiraciones, del futuro… da gusto encontrarte de vez en cuando alguien tan inteligente como Arnold con el que puedes mantener conversaciones más allá del “Where are you from?”.

Y mientras tanto hicimos también los deberes, no creáis que todo es jauja XDDD Escribimos y programamos varios posts y trazamos la que sería la posible ruta para el resto del viaje por el sudeste asiático. A nosotros no nos va nada lo de planificar, pero en esta parte del mundo hay que pensar un poco a donde quieres ir y en que momento ya que el tener que hacer visados con antelación no da tanto margen a la improvisación como cuando estábamos en Sudamérica. Decidimos que el próximo destino sería Vietnam y para ello necesitábamos hacer la visa previamente a la entrada al país. Precisamente uno de los mejores sitios para ello en Camboya es en el consulado que hay en Sihanoukville, por todas las facilidades que dan. En menos de 24 horas lo consigues y si tienes mucha suerte o una razón de peso te lo dan casi al instante. Por lo que nos fuimos a solicitar el visado, calculando bien el día que llegaríamos a Vietnam, ya que para los españoles y la mayoría de países tiene una duración de sólo 30 días, y empieza a contar desde la fecha que has indicado en el formulario de solicitud del visado, no desde el día que cruzas la frontera.

Ya teníamos todo, sólo quedaba buscar el barco que nos llevara a Koh Rong y encontrar alojamiento allí. Investigamos mucho acerca de la isla de Koh Rong, su hermana menor Koh Rong Samleon e incluso otra alternativa menos conocida llamada Koh Ta Kiev, a la que pensaba ir Arnold.

Lo que nos hacía dudar era el alojamiento, ya que el barco era bastante barato y entraba dentro de presupuesto. La indecisión aparecía porque “lo chulo” de ir a Koh Rong era quedarse en unos bungalows enfrente del mar totalmente alejados del mundo, pero claro a un precio que estaba por encima de nuestro presupuesto previsto. Podíamos hacer la versión barata y quedarnos a dormir en el pueblo mochilero que había en la isla, justo donde te dejaba el barco, pero claro ese pueblo estaba bastante sucio, fiestero y muy ruidoso, con lo cual no nos acababa de convencer.

Hace tan solo un año nuestro queridos amigos Iker y Laura estuvieron también en Camboya disfrutando de su año sabático por el Sudeste Asiático, así que cuando repetidas veces se ofrecieron a responder a cualquier consulta que tuviéramos, les escribí un chat y me dieron un montón de información sobre los bungalows en los que habían estado y como llegar hasta a esa zona de la isla. Sabiendo lo que habían disfrutado y viendo sus fotos de aquel paraíso nos decidimos a ir al lugar por el cual habíamos llegado hasta Sihanoukville: Koh Rong.

La travesía en barco fue toda una experiencia. Nos subimos a la parte de arriba del barco, en la que podíamos tumbarnos en unos cojines que había en el suelo. La noche anterior habíamos dormido muy poco y queríamos aprovechar el trayecto para descansar. Creo que pudimos hacerlo tan solo 5 minutos, ya que poco después de haber partido, el barco empezó a moverse en forma de péndulo. Había algo de oleaje pero no era para tanto. Qué pasaba? Que la parte de abajo del barco estaba casi vacía porque todos habíamos pensado que era una muy buena idea subir. Llegó el ayudante del capitán y nos invitó a bajar. La cosa iba a peor y la gente gateaba y se arrastraba hasta la escalera. Yo me sujetaba a Juny para no salir disparada hacia las barandillas. Unos minutos después casi todos habían bajado, nos quedamos tan solo 6 personas. El barco no penduleaba tanto y pudimos más o menos descansar. Toda una aventura 😉 Poco después ya avistábamos la isla de Koh Rong y las aguas eran cada vez mas tranquilas. Ya podía estar de pie y contemplar las casitas de colores y el mar turquesa.

Una vez en tierra firme nos dimos cuenta que el «pueblo» no tenía calles, ni motos ni nada de nada, eran playas y hostels y pequeños restaurantes todos amontanados uno al lado del otro. Lleno de gente pero también de buen ambiente. Si te alejas un poco del puerto, la zona más concurrida, la playa era ya de revista pero si te fijabas un poco te dabas cuenta a donde iban a parar las tuberías de saneamiento de los restaurantes y hotelitos…, no muy apetecible…
Fuimos a desayunar-comer para reponer fuerzas y poco después, tras varios intentos de negociación conseguimos un buen precio para ir en una barca compartida con otros mochileros hacia Soksan Beach, más conocida por Long Beach por sus 7 km de largo, justo al otro lado de la isla.

La barca iba bordeando la isla a una distancia prudencial de la costa, y justo cuando viramos a la derecha rodeando un saliente de tierra apareció ante nosotros Long Beach. No sé como expresar la belleza de ese momento, el agua tan turquesa, preciosa, cristalina, al fondo vegetación salvaje y lo que más me impactó de todo, una fina linea de arena dibujada de color blanco, muy brillante, casi plateado, no soy capaz de describirlo con palabras, se me dibuja una sonrisa mientras os lo cuento. Me acordaré de ese momento toda la vida.

Felices como perdices nos dirigimos al único hostel que había en ese lado de la playa, el BHGH (Broken Heart Guest House), y nos dimos el mayor lujo del viaje hasta ese momento, 2 noches en un bungalow con vistas al mar, que digo vistas al mar, vistas a una de las playa más bonitas que he visto en mi vida. Cuando digo lujo no me refiero a comodidades, porque en estos bungalows no hay ni internet, ni electricidad, no hay agua corriente, y la ducha te la das de una forma muy rústica, pero es un lujo para todos los sentidos poder despertar, sentir y contemplar esa preciosidad. Nos hubiera gustado pasar allí una semana pero el presupuesto no nos lo permitía… así que por un precio ridículo la tercera noche la pasamos en unas hamacas muy profesionales con red mosquitera incluida ya que en el Broken Heart también había opciones económicas. Uno de los bungalows lo tenían habilitado para compartir habitación y además, en su terraza estaban las fantásticas hamacas. Pasamos una noche genial, en la que dormimos al aire libre solo protegidos por nuestra mosquitera y resguardados por un techo de madera. Despertarte al amanecer tumbado en una hamaca sintiendo la suave brisa en tu cara es otra de las mejores experiencias que me llevo de este viaje.

Con el sol aun escondido tras la vegetación nos fuimos a leer a la playa y a observar como iba despertando este bonito lugar ❤

El viaje tenía que continuar, nos despedimos de esa hermosa playa comiendo un delicioso green curry de pollo y nos cargamos nuestras mochilas para volver al pueblo a través de un camino que atraviesa la selva.

Creo que el mar me sienta bien y me clarifica las ideas. Cuando estábamos en el barco de vuelta ya casi llegando a Sihanoukville me vino un deseo que no pude contener en mi cabeza sin decírselo a Juny. Al terminar nuestro aventura recorriendo el mundo quería ser… profesora de yoga! No soy ninguna experta en el tema ni nunca he tenido el sueño de ser profesora, pero lo vi con tanta claridad que esta nueva idea cambiaría otra vez el itinerario que habíamos pensado…

Y en el próximo post… nos vamos hacia Vietnam!!!

[Camboya] Phnom Penh y la terrible historia del Khmer Rouge

Desayunamos unos noodles en el restaurante más local que encontramos cerca del hotel en Battambang (en uno de esos que te tienes que comunicar por señas porque no hay una sola palabra que coincida entre nuestros idiomas y para pagar te ponen un numero en un papel, benditos números universales!), recogimos las maletas del hotel y sobre medio día salimos en dirección a Phnom Penh. El trayecto, a pesar de no ser muy largo (350 km), lleva sus siete horitas, así que llegamos ya completamente de noche.

Llegando a Phnom Penh uno trata de convencerse de que está entrando en la capital del país. Carreteras sin asfaltar, casas con solo dos o tres alturas, cientos de pequeños tenderetes de comida inundan ambos laterales, alumbrado público mínimo,… pero sí sí, habíamos llegado! Negociación con el tuk-tukero y al One Stop Hostel!

Mónica había estado informándose sobre la ciudad, y parecía que lo más interesante de la misma era conocer la historia de Camboya entre 1975 y 1979. Bajo el régimen del Khmer Rouge dirigido por Pol Pot, más de 2 millones de camboyanos murieron, en uno de los peores genocidios de la historia. Increíble cuanta ignorancia llevo acumulada… ¡Habíamos estado ya en este país hacía dos años y yo ni me había enterado! Así que esta vez preferimos “perder” un par de días poniéndonos al día en la materia antes de ir a ver los “Killing Fields” y la “Prisión S-21”.

Como habréis podido comprobar, no hicimos mucho turisteo por la capital, pero es que en esta ocasión queríamos centrarnos en saber qué había pasado en este país en los años 70.

La documentación básica que sugerían es el libro “First They Killed My Father”, la película “Killing The Fields”, y los documentales “Year Zero: The Silent Death of Cambodia” y “S21 – The Khmer Rouge Killing Machine”. Así que sin tiempo que perder nos pusimos manos a la obra, y un par de días después estábamos en la onda necesaria para conocer de primera mano dos de los lugares más representativos de semejante barbarie.

Para aquellos que no conozcáis la historia reciente de Camboya, ahí va un resumen rápido para que os pongáis en situación. A mediados del siglo XIX, un francés se encontró de chiripa las ruinas de Angkor Wat, cerca de Siem Reap, y viajó por el río Mekong hasta llegar a Laos. Estos dos descubrimientos despertaron el interés de Francia por la región, y años después se instauraba un “protectorado” francés sobre Camboya. Poco a poco el protectorado fue expandiendo sus funciones a través de firmas y tratados, alguna de ellas con un buque de guerra apuntando a la capital… por si acaso no le venía bien firmar o le entraban dudas.

Durante la II Guerra Mundial, las tropas japonesas invadieron Vietnam y posteriormente entraron en Camboya. Este hecho, junto con el progresivo despertar de la identidad nacional de los camboyanos fue tomando forma, y progresivamente fueron recuperando su independencia hasta que Camboya se independizó completamente en 1953. Sihanouk fue su gobernador hasta que, en 1970, su mano derecha Lon Nol le hiciera la trece catorce y le derrocara en un golpe de estado. Lon Nol se pone de parte de los americanos en su guerra contra Vietnam, y aún así USA bombardea su noroeste de Camboya llevándose por delante a nada más y nada menos que 600.000 personas, eran efectos colaterales de tratar de eliminar las bases del Vietcong. Desde 1970 hasta 1975 se produce una guerra civil en Camboya, que termina el 17 de abril de 1975 con la entrada de en Phnom Penh de los Khmer Rouge (Khmer es la palabra que se utiliza para referirse a los camboyanos, y Rouge por ser una milicia de carácter marxista), liderados por Pol Pot.

Al principio, la población al completo salió a las calles de la capital para celebrar el fin de la guerra civil, pero poco duró la alegría. A las pocas horas, los Khmer Rouge evacuaban todas las ciudades del país, llevándolas a los campos, con el pretexto de que los americanos iban a bombardear. Y ahí empezó el éxodo del que muchos no volverían. Millones de personas tomaron el rumbo de los campos de trabajo, donde no habría clases ni diferencias. Todos vestirían pantalón y camisa negra, con una faja roja. El dinero ya no valía nada. Profesores, médicos, ingenieros, personas con conocimiento de lenguas extranjeras,… todo aquél que tuviera formación representaba una amenaza para el régimen y por lo tanto eran los primeros en “desaparecer”. Mientras tanto, jornadas interminables de trabajo en el campo, bajo un sol despiadado o entre el fango en la época de lluvias. Todo a cambio de un bol con caldo y arroz (éste último en mayor o menor cuantía según las circunstancias políticas). Cuando los Khmer Rouge tenían que defenderse de los vietnamitas que trataban de liberar al pueblo camboyano, estaban obligados a vender el arroz que cosechaban a los chinos a cambio de armas, por lo que su población se iba desnutriendo. En época de paz, el bol tenía un poco más de arroz y recuperaban algo de peso. La población padecía hambruna y muchos murieron por desnutrición, falta de atención médica (ah claro, que a los médicos se los habían cargado!), y enfermedades. Paralelamente, todo aquel que presentara una amenaza era automáticamente detenido y posteriormente, tras confesiones absurdas y torturas infames, ejecutados.

La prisión S-21 está en el centro de Phnom Penh y fue el centro de operaciones de Pol Pot. Allí se torturaba a los prisioneros para obtener confesiones (no importaba cuan reales fueran, sino que debían implicar a terceras personas y que hubiera participado en algún complot en contra del régimen: ya fuera pertenecer al FBI o al KGB, o ser espía de quien fuera…). De ahí, cuando ya no tenían nada más que decir (o mejor dicho, que inventar), los trasladaban hasta Choung Egk (uno de los Killing Fields). En este último murieron unas 20.000 personas… nada en comparación con los 2 millones de personas que fallecieron durante los 4 años de régimen comunista extremo aplicado por los Khmer Rouge. Entre un 25 y un 30% de la población del país desapareció en este periodo.

Finalmente, el 8 de enero de 1979 los vietnamitas consiguieron derrotar a los Khmer Rouge y empezó el proceso de “reconstrucción” de la Camboya moderna.

Pensar que todo esto ocurría sólo tres años antes de que yo naciera, me hace pensar que no aprendemos. Que la historia se repite una y otra vez. Que no hay un interés real de las grandes potencias militares en que los países sean libres y democráticos. Que por el interés te quiero Andrés, y si en un país no hay petróleo, materias primas o droga que pueda interesar, pues vamos a dejar a sus anchas a un dictador y que mueran de hambre los ciudadanos o peor, masacrados por el régimen. ¿Sabéis lo que pienso? Pienso que la democracia, o mejor dicho, la palabra “democracia”, es una “llave maestra”, un “as en la manga” que permite a los más poderosos intervenir (o no) y entrar (o no) en el país que quieran y cuando les venga en gana. Y en este caso decidieron que no, que Camboya no tenía el derecho de ser libre ni sus ciudadanos el derecho a una vida digna. Ya vendrían sus vecinos cuando pudieran a echarles una mano, y si no… pues nada.

Bueno, parece que hoy me he calentado, pero es que el sentimiento de impotencia que te entra, mezclado con la pena de tantas vidas perdidas, no te permite suavizar los pensamientos, sino más bien te los esclarece…

El próximo domingo “nos vamos” de nuevo al mar, a recuperar energías positivas a Sihanoukville y a la preciosa isla de Koh Rong.

La vuelta al Mundo de Mónica & Juny