Y llegó el que creíamos sería nuestro último día en Miami. A media tarde quedamos con el gran Frankys, para aunque fuera tomarnos una cerveza, ya que a media noche debíamos devolver la minivan en el aeropuerto de Miami.
Nos dio la dirección de su apartamento en Flagler y, gracias al maravilloso gps integrado en el coche, llegamos sin contratiempos. Qué alegría tuvimos al verle! Tan lejos de donde nos conocimos, cuando estudiábamos el máster de project management en la UPV, tras cuatro años sin vernos y como si hubiesen sido dos semanas. Es fantástico reencontrarte con personas con las que congenias. El tiempo parece que va a otro ritmo. Es como si hubieses puesto un pause en una película y no importa cuanto tiempo tardes en darle al play, todo sigue como estaba.
Nos fuimos a tomar unas bluemoon a Flanningan’s, y casi nos cogemos un pedal de campeonato. Está claro que esto de ser viajero lowcost te hace estar en baja forma para el tema de beber… Así fue como, entre jarra y jarra, Franks nos propuso que nos quedásemos en su pequeño apartamento, porque al día siguiente tenía que ayudar en una mudanza y dos manos más serían bienvenidas. Y eso ese justo lo que queríamos, meternos en el ajo! Sentirnos un poco útiles tras tanto tiempo viajando y viajando.
Así que devolvimos el coche y nos quedamos en su casa a dormir. Al día siguiente, Frankys nos recogió bien prontito, cogimos el material para hacer tortilla de patatas que habíamos comprado la noche anterior, y nos fuimos a casa de Frank y Yosedeli, dos muy buenos amigos cubanos de Frankys. Frank también vendría a la mudanza, y Mónica se iría con Yosdeli y los niños (Arnaldo y Frankito a un baby shower). Preparamos tan rápido como pudimos un par de tortillas, que salieron muy buenas, nos las comimos y nos fuimos a cargar camiones!
La mudanza era de Flori y Toni, un encanto de pareja cubana. La verdad es que la brigada internacional (así nos auto-denominó Frank) llegó un pelín tarde y el camión ya estaba medio lleno, pero bueno, hicimos todo lo que estaba en nuestras manos para acelerar el proceso, y en cuestión de 3 horas ya estabamos descargando en la otra casa. También estaban en la casa sus dos hijas, y la madre de Flori. Nos ofrecían cervezas frescas cada dos por tres, pero por el bien de la alineación de los cuadros al colgarlos en la pared, esperamos hasta prácticamente haber terminado la faena. Toni nos contó varias de sus aventuras como amante de la caza, así como algunos capítulos de la transición cubana cuando Fidel llegó al poder y su visión de como (de mal) están las cosas en los Estados Unidos. A media tarde comimos unas hamburguesas caseras deliciosas que había preparado Toni, nos pegamos un chapuzón en la piscina, nos reímos un buen rato y cuando ya parecía que nos ibamos a ir, llegó Roberto – hermano de Flori y padrino de Yosdeli,… qué hombre, qué energía!- con su mujer, su hija, su nuero, y un capazo enorme con cocos de agua y una botella de ron. Fue entonces cuando la cosa se puso aún más divertida de lo que estaba siendo, y el ron con aquella agua de coco estaba… ohh my God! Un día fantástico, rodeado de cubanos, con muchas risas, historias, y alegría!
Mónica por su parte pasó el día en un baby shower con Yosdelis y los peques al más puro estilo cubano. Todo estaba decorado en tonos lila y rosa ya que los futuros papas, Anabel y David esperaban una preciosa niña, que por cierto ya ha llegado a este mundo y se llama Gaby. Desde aquí les damos la enhorabuena a los papás y a toda la familia 🙂 En el baby shower era todo alegría! Todo el mundo bebiendo piñas coladas, con música cubana, charlando, y disfrutando de ese bonito día. Y luego llegó un festín de comida: carne con papas, ropa vieja, yuca con mojo y un montón de cosas más. Mónica disfrutó de lo lindo y más cuando todo el mundo salió a bailar salsa. Estaba feliz de poder haber disfrutado tan de cerca de una fiesta familiar cubana y se pudo reír muchísimo con todo ese buen rollo que se respiraba en esa fantástica celebración!
Y no sabemos muy bien cómo, al final nos quedamos un par de semanas en Miami. Frank y Yosdeli nos hospedaron en su casa, de manera que Frankys pudo volver a descansar en su cama. Por las noches veíamos alguna película ambientada en Cuba, o veíamos los partidos de la final de la NBA entre los Heat y los Spurs en casa de Aisa (la madrina de Arnaldo), otro día volvimos a ver «El Lobo de Wall Street», otra noche nos fuimos a casa de David y Janitzia a cenar una bbq -gentileza de Frankys que casi se nos muere intoxicado de tanto humo que tragó-, algunas noches jugábamos a un dominó rarísimo que cada cuadro tiene hasta 9 puntos en vez de 6, o al ping-pong donde Frankys nos pegó un repaso histórico, o pediamos unas pizzas o ibamos a Fuddrockers a comernos una auténticas hamburguesas americanas! Viviendo como auténticos cubanos en Estados Unidos ;D
Ah, muy importante! Mi cumple de los 32 Estabamos cenando tan tranquilamente en casa y cuando fue media noche, Mónica sacó una minitarta de chocolate y me cantaron cumpleaños feliz con una velita. Que ilusión, celebrando mi cumple en Miami! XDDD
Pero no satisfechos con eso, la noche siguiente fuimos a cenar a un buffet chino de calidad y cuando ya estábamos terminando, tocan un GOOOONNNNGGG y oootra vez a cantarle cumpleaños feliz al niño, ahi en medio de todo el restaurante… y yo estaba justo comiéndome un limón. Qué oportuno, Bruno! XDDD Se rieron bastante de mí, pero fue un detalle de esos que se quedan para toda la vida ;D
Finalmente habíamos comprado los vuelos para el domingo 15, con la intención de ver un lanzamiento del Falcon 9 de Space X desde Cabo Cañaveral, pero como era previsible, pospusieron el lanzamiento y no pudimos verlo. A la próxima será! Ah, y también porque el viernes 13 teníamos otra mudanza, pero esta sí que era en serio. Frank y Yosdeli habían alquilado un apartamento a menos de tres minutos andando del hospital donde trabajan. Así que nos pasamos algunos días echándole un cable en el empaquetado de libros, juguetes, ropa, etc. Y así fue como el viernes 13 llegamos a las 10 de la mañana a por el camión. Teníamos 6 horas para cargarlo hasta arriba, hacer el transporte, descargarlo y devolverlo. La nena de David se puso enferma y no pudo venir, y Frankys no recuerdo porque sólo podía venir después de comer. Y menos mal que vino! Sudamos como campeones, pero a las 16h el camión estaba devuelto y con todo dentro de la casa (un poco a lo loco, pero lo habíamos conseguido!) Era el momento de ver como Holanda nos metía cinco goles y nos dejaba con la moral tocada hasta tal punto que los chilenos nos rematarían en el siguiente partido, siendo el primer equipo eliminado del mundial!
Así llegó el día de volar hacia Costa Rica. Frank y Frankys nos acompañaron bien pronto por la mañana hasta el aeropuerto de Fort Lauderdale. Otra vez había llegado el momento de despedirse y continuar la aventura. Un abrazo grande, y entramos en el aeropuerto. Vamos a hacer el check-in y… oh sorpresa! Los de Spirit dicen que sin billete de salida de Costa Rica no podemos volar. Nos dan cincuenta minutos para enseñar un justificante de un vuelo o bus de salida del país al que íbamos a volar (menos mal que esta vez habíamos ido con tiempo!). Nos ponemos a buscar como locos un bus, pero las lineas de bus ticas aun no venden boletos por internet para los trayectos internacionales. Así que seguimos buscando y finalmente encontramos un vuelo low cost a Bocas de Toro. Lo compramos y ahora sí! Tendremos tres semanas por delante en Costa Rica, un país aún desconocido por completo pero del que todo el mundo nos habla maravillas!
Seguimos!