Fue duro despedirse de Punta del Diablo, pero teníamos que seguir recorriendo camino hacia el sur, por lo que tomamos un bus hacia la capital de Uruguay: Montevideo.
No teníamos unas expectativas muy altas en lo que se refiere a la ciudad, arquitectónicamente hablando; pero teníamos muchas ganas de ver de primera mano como funciona un país en el que tienen como presidente a un señor tan «campechano» como José Mujica. Así que, sin pensarlo dos veces, el único día que teníamos para conocer Montevideo lo comenzamos con un free walking tour en el que nos contaron cosas tan curiosas como que Uruguay tiene 3 millones de habitantes, de los que 1,5 millones se concentran en Montevideo y, ahí viene el dato interesante,… en el país hay ni más ni menos que 9 millones de vacas!! Tocan a 3 por cabeza 😉
María, nuestra guía, nos habló de política y nos dio a conocer lo que todos queríamos escuchar, acerca del presidente del país. Mujica ha aplicado 3 cambios muy importantes durante su Presidencia: ha permitido el matrimonio igualitario, ha legalizado la marihuana y también el aborto.
Una de las cosas que más nos llamó la atención fue que alrededor del Palacio de Justicia, donde tiene el despacho José Mujica, no había ningún vallado, ni puesto de control de seguridad para acceder al edificio, ni siquiera policías en la plaza de la Independencia donde se encuentra el edificio. María nos comentó que seguramente podríamos entrar, y con relativa facilidad llegar al despacho del presidente. A mí, la verdad, me parece fascinante que este hombre utilice su coche para ir a trabajar, que viva en su humilde casa de toda la vida, que vista sin ostentaciones, como cualquier ciudadano de a pie. Digno de admirar en estos tiempos que corren.
Pero en este país no solo el señor Mujica y sus ciudadanos son honrados, también uno de sus bancos, el banco República.
En la crisis bancaria de 2002 algunos de los bancos uruguayos quebraron debido a que muchos argentinos retiraron sus ahorros de un día para otro y el banco República estuvo a punto de quebrar también. El estado intervino en algunos bancos para salvarlos, como venía haciendo desde hacía años y el banco República finalmente se recuperó. Y qué hay de honrado en todo esto? Que en cuanto pasó la crisis el banco Republica devolvió hasta el ultimo peso y con su interés correspondiente al estado. Ahora es el banco de confianza y en el que la mayoría de uruguayos tienen sus cuentas.
En todo el recorrido por la ciudad pudimos contemplar la catedral Metropolitana de Montevideo, el teatro Solís, el río de la Plata (el más ancho del mundo con 219 km) y el Mercado del puerto entre otros lugares. Un mercado un tanto especial, tanto por su aspecto como por lo que venden allí dentro. Este mercado parece una estación de tren, tiene hasta su reloj dentro! Y en vez de vender pescado está lleno de puestecitos para comer una buena parrillada Uruguaya, lo que viene a ser un buen asado de carne!
Estuvimos poco más de 24 horas en Montevideo pero pudimos disfrutar de su gente, de su amabilidad, de su cultura y del respeto que tienen por su país.

Teníamos que seguir nuestro camino hacia el sur, muchos de los viajeros nos habían recomendado ir a Buenos Aires en barco por el río de la Plata desde un pueblecito con encanto llamado Colonia y allí nos fuimos.
Llegamos en autobús a Colonia a última hora de la tarde, nos dirigimos al hostel y luego al puerto a comprar el billete para el día siguiente y cual fue nuestra sorpresa que la compañía más económica tenía el barco averiado y no vendía ningún billete! Pedimos presupuesto en las otras dos compañías y eran carísimos. La gracia de venir a Colonia nos iba salir muy mal. Fuimos a preguntar a la estación de autobús y nos dijeron que no había buses de Colonia a Buenos Aires! Y ahora qué hacemos? Nos fuimos al hostel y nos pusimos a buscar en internet como locos. Por suerte, una de las compañías tenía los billetes más económicos si los comprabas online y si nos quedábamos un día más en colonia y pillábamos el barco de las 5:00 de la madrugada nos saldría aún mas barato! Yeahhh no iba a salir tan mal la jugada, sobre todo cuando se nos encendió la bombillita y nos dijimos con la mirada que esa noche la pasaríamos en la estación del puerto y así nos ahorraríamos una noche de alojamiento! Perfecto!
Más contentos que unas pascuas nos fuimos a cenar y dejamos la visita turística para el día siguiente. Amanecimos súper descansados. Las literas de ese hostal eran de las más cómodas que habíamos probado, a pesar de haber tenido interrupciones durante la madrugada de dos chicas muy irrespetuosas preparando su mochila dentro de la habitación.
La mañana la utilizamos para escribir un post que yo tenía pendiente. A media tarde cuando nos disponíamos a ir a conocer Colonia, conocimos a una chica suiza llamada Lola (bueno, su nombre de pila es Lorenza, pero ella prefiere que le llamen Lola). Acababa de llegar al hostel y nos preguntó si se podía unir con nosotros a conocer el pueblo. Por supuesto! Entre charlas en español, que Lola hablaba súper bien, nos recorrimos Colonia. El pueblo tiene su encanto pero se ha hecho famoso por una sola calle, y en una horita te lo has recorrido todo. Eso sí, tuvimos la suerte de topar con un grupo de percusión que estaba ensayando para los carnavales (me pidieron que no publicara ningún video hasta finales de enero, ya que era «top secret») y la tarde la terminamos con un «doble» atardecer espectacular!
Aquí os dejo con los percusionistas de Colonia!
Era ya la hora de cenar y teníamos los últimos pesos uruguayos que gastar, así que nos fuimos con Lola a la tienda que había descubierto Juny de comida para llevar, me dirigí al vendedor y le dije el dinero que nos quedaba. Como creo que me vio un poco indecisa, me recomendó completar nuestro menú con 4 empanadas deliciosas y haciendo cuentas creo que nos regaló alguna 😉
Cenamos sentaditos en la plaza de enfrente y reservamos algunas empanadas y la ensalada de fruta para la noche en el puerto, que iba a ser muy larga. Nos fuimos al hostel a recoger las mochilas y nos despedimos de Lola.
Llegamos al puerto y nos acomodamos en una zona con mesas y sillas que creo que era VIP, pero no había nadie, lo que si había era wifi! Ole ahí! Así que nos sentamos y nos dispusimos a pasar una noche con la estación prácticamente para nosotros solos!
Horas después pasaríamos el control de aduana y pondríamos rumbo a nuestra ultima ciudad en Sudamerica: Buenos Aires!
Hasta el próximo post!