Archivo de la categoría: Brasil

[Brasil] Florianópolis, una semana en la isla de la magia

Océano, playas, sol, piedras, lagos, dunas, paisajes, senderos, amistad, hogar, tranquilidad.

Por esto y mucho más quiero volver a Florianópolis o mejor dicho, a Floripa, una forma mucho más cool que tienen sus habitantes de nombrarla.

16 horas de trayecto en un bus nocturno desde Foz de Iguazú para poder disfrutar de la maravillosa Floripa. Nos habían recomendado ir pero no esperaba que este sitio nos enganchara tanto. Brasil es de sobra conocida por sus playas. Nos habían contado que las del Norte eran las más espectaculares, y probablemente sean mejores que las de esta preciosa isla en el Sur, pero éstas desde luego son un auténtico paraíso!

Florianópolis o Santa Catarina es una isla, conectada por tierra firme por un inmenso puente. No es extremadamente grande pero 172 km de costa te dan como para perderte en ella durante semanas si quieres visitar sus 42 playas!

Decidimos hospedarnos en Barra de Lagoa, un pueblito de pescadores en la zona noreste de la isla. En esa zona hay bastantes opciones de hostels y también de posadas (particulares que alquilan apartamentos, de hecho en absolutamente todas las casas se alquilaba algo :p). En la misma terminal de Florianopolis, a la cual habíamos llegado con el bus reservamos online el hostel para 3 días. Y menos mal, porque cuando llegamos al hostel Portinhol, que así se llama, nos dimos cuenta que los precios eran mas bajos desde hostelworld que los precios que tenían ellos allí in situ, marcados en una pizarra. Una de las pocas veces que reservamos por adelantado, y lo hicimos bien!!

El hostel era modesto pero su localización era sublime, estábamos a solo 100 metros del mar y a otros 150 de la parada de bus que nos facilitaría recorrernos la isla. El panorama pintaba bien y teníamos intención de relajarnos, disfrutar de la playa, leer, escribir y además de ponernos en forma, así que por el bien de nuestra economía y de nuestra salud, nos fuimos a un supermercado de frutas y verduras a comprar arroz, pasta, huevos y un montooooooon de verdurita! A Juny le apetecía comer ese día el arroz caldoso que nos enseñó a preparar su tía pero esto requiere tiempo, un arroz «bomba» y el cariño de su tía, así que acabamos comiendo un arroz bastante insípido y con la verdura medio cruda, pero bueno el resto de días mis creaciones las cocinamos con mas paciencia y sabiduría y fuimos la envidia de más de uno :p

Y los 3 días se convirtieron en 8, disfrutamos de la kilométrica playa de Bara de Lagoa que teníamos a tan solo unos pasos. Todos los días, al bajar el sol nos íbamos hacia allí y caminábamos unos pocos metros hasta alejarnos de la zona concurrida y hacíamos un pequeño entrenamiento en la arena. Unos sprints con los pies descalzos, unos estiramientos y a zambullirnos al agua con los últimos rayos del día. Bueno, esto último muchas veces nos lo saltábamos porque el agua estaba extremadamente fría.

En alguna ocasión nos íbamos a hacer algún pequeño trekking. Esa isla esconde lugares preciosos, como piscinas naturales o playas totalmente vírgenes a las que solo puedes llegar mediante pequeños senderos…

Y aun nos quedó tiempo para disfrutar de la vida alrededor del Lagoa de Conceição, un gran lago de agua salada, o de un paseo en barca por sus aguas. De contemplar a los surferos en playa do Mole. Y de sentarnos alrededor de una hoguera en la playa, acompañados por unas guitarras y unos cánticos brasileiros.

Allí conocíamos gente absolutamente genial, como dos amigos mexicanos, estudiantes de doctorado en Brasil que estaban disfrutando de un pequeño break entre tanta tesis y que el día de su partida uno de ellos nos invitó a su casa en Cassino (Río Grande) a hacer una parada en nuestro largo recorrido hacia el Sur, o como la pareja de voluntarios que trabajaba en el hostel, Marine, francesa, que en su tiempo libre hacia pulseras y collares preciosos de macramé y Boston, argentino y mago, que nos deleitaba todas las noches que sus trucos y con quienes nos perdimos por las playas del Norte y tuvimos experiencias de lo mas graciosas (ya veréis las fotos).

Lo que me llevo de Florianópolis es toda esa naturaleza en estado puro, esa tranquilidad en sus calles a las 2 de la madrugada, ese océano que me revivió en momentos en que mi alma estaba por los suelos, y esa gente que sin saberlo me dieron lo mas necesitaba, pequeños instantes de alegría.

Y… sí!!! Una semana después aceptamos la invitación de Víctor, el chico mexicano y nos fuimos aun más al sur, a Río Grande, muy cerquita ya de la frontera con Uruguay. Como bien nos explicaron los dos mexicanos Río Grande tiene la playa mas grande del mundo pero también la mas fea…. Jajaja fuimos avisados!

Una de las dos noches que pasamos allí fuimos con Víctor y sus amigos (la mayoría españoles!! :)) a disfrutar de un buen y generosísimo churrasco con en casa de uno de ellos! El menú: carne de aperitivo, de plato principal y de postre! Si si, ellos asan carne hasta reventar!!

No tenemos fotos de ese espectacular churrasco, pero sí alguna de la playa más extensa del mundo!

Y con esto si que nos despedimos de Brasil. Con ganas de volver y de recorrerlo entero! Muy buenas sensaciones de un país que no estaba previsto en nuestra ruta inicial y que nos ha dado tantos buenos momentos. Gracias.

El próximo miércoles nuevo país: Uruguay!

[Brasil/Argentina] Cataratas de Iguazú, la abrumadora potencia de la naturaleza

Había llegado el momento de abandonar las playas por unos días e ir a conocer una de las Nuevas Maravillas del Mundo, las cataratas de Iguazú.

Las cataratas se encuentran en una zona donde coinciden las fronteras de Brasil y Argentina, muy cerca también de la de Paraguay. Habíamos decidido volar hasta Foz do Iguazu (Brasil), por aquello de no hacer un vuelo internacional (mucho más caro) y desde allí ir a visitar las cataratas. Esta vez nos hospedaríamos en un hostel ultrabarato llamado La Comunidad, a las afueras de la ciudad pero con buena conexión de buses y muy cerquita de la frontera con Argentina. Nos costó lo nuestro encontrarlo, pero finalmente dimos con él. Estaba un poco más “dejado” que en las fotos, pero por ese precio (14 Eur por pareja y día, incluyendo el desayuno…) qué más se podía pedir?

Esa misma noche en la cena conocimos a un hombre iraní que había estado en 81 países, y cuyo objetivo eran los 120, y a Jan y Mónica, una pareja de la república checa. Preguntamos al staff y sobre las cataratas, y nos dijeron que sin duda el lado argentino era el más bonito. El hombre iraní había estado ya en los dos lados, y confirmaba el veredicto. Así que al día siguiente nos íbamos Jan, las Mónicas y un servidor hacia Argentina.

Salimos por la mañana a eso de las 10h, veinte minutitos de paseo y ya estábamos en el lado brasileño de la frontera. Es una frontera un poco del palo, porque puedes cruzar de un lado al otro sin ningún tipo de control. De hecho tienes que buscar la ventanilla para que te cuñen la salida de Brasil. En la misma frontera se toma un bus urbano que hace parada en el lado argentino de la frontera. Baja tooodo el bus, cuña y subes a otro bus, esta vez sin pagar.

Llegamos a la terminal de Puerto Iguazú, ya en el lado argentino y nos fuimos de buen domingo a buscar una casa de cambio paralela (blue change). Todo el mundo en el pueblo sabía donde estaba. Llegamos al supuesto lugar y le comentamos al de seguridad que estábamos buscando una oficina de información. “¿Qué tipo de información?” responde, “Queríamos cambiar dinero”, “¿Qué tipo de cambio buscan?” “Cambio paralelo”, el hombre asiente y abra la puerta. Una oficina medio oscura con una ventanilla, además de todas las mesas de información, donde un hombre nos atiende. “¿A cuanto está el cambio Euro – Peso argentino?” preguntamos “A 10 el cambio oficial, a 13 el paralelo”, “De acuerdo, cámbieme 100 Eur por favor” y la ventanilla nos devuelve 1300 pesos. ¿En serio? ¿Una diferencia del 30% entre el cambio oficial y el paralelo? Qué barbaridad! Intentaré explicar este fenómeno tan único de Argentina en otro post 😉

Volvimos a la terminal, y otro bus, esta vez sí, a las cataratas! La entrada al parque costaba 215 pesos argentinos, y sinceramente, para la maravilla que es, me pareció un precio muy razonable. Decidimos empezar por la ruta que nos llevaría al mirador más bajo para posteriormente ir ganando altura. Te sumerges en un frondoso sendero. Se ven algunas «pequeñas» cascadas, como quien toma un aperitivo antes del increíble plato principal. Progresivamente el sonido de las cataratas se hace más perceptible y en un determinado momento, entre las ramas de los árboles las ves por primera vez. Allá al fondo. A mano izquierda el lado brasileño y a la derecha el argentino. Sigues caminando. Ves algunas lanchas que se acercan sorprendentemente a la caída de las cascadas. Te quedas observando y ves la abrumadora potencia de la naturaleza.

Las fotos o los vídeos te pueden dar una idea de como son, pero es una experiencia sensorial tan completa que no se puede transmitir simplemente con imágenes. El ensordecedor ruido de la cascada desde el mirador intermedio. El sentir en la piel las gotas de agua pulverizadas. Los múltiples arcoiris que se forman en cualquier lugar si el día es soleado. El frescor que se respira de quién está en medio de la naturaleza y en las proximidades de semejantes saltos de agua. El tremendo impacto y rebotar del agua tras sus decenas de metros en caída libre. La calma del río en los metros previos al salto. Lanzar una hoja y ver como desaparece para siempre en la inmensidad de espuma blanca. Es una mezcla de sensaciones única, ojalá podáis verla en primera persona algún día!

Pasamos cuatro días en Foz, y uno de ellos nos dimos el lujo de ir a cenar picanha a la ciudad. Un buffet libre en el que te sirven carne hecha a la espada hasta que digas basta. Uff, qué rico y… qué complicado! Con lo que nos gusta comer, lo bueno que estaba y tener que decir, «no quiero más» se hizo muy, pero que muy difícil :p Costillas, panceta, trozos de chuletón, cordero, cerdo, caballo, corazones de pollo,… creo que estuve como tres días para terminar de digerir aquella cantidad ingente de carne. Pero es que no podía parar!!

El resto de los días los pasamos leyendo, paseando, y disfrutando de la tranquilidad del lugar. Ya habíamos decidido el próximo destino: Florianópolis! Así que bus hacia la terminal, espera de unas tres horas y a pasar otra noche en un bus, que hay que ahorrar!

El próximo domingo más y mejor. Un rincón de Brasil llamado Barra de Lagoa absolutamente precioso!

[Brasil] Río de Janeiro, un cóctel de playas, samba y atardeceres

Los buses en Brasil no son extraordinariamente baratos, pero cómodos son un rato, y sin duda es el medio de transporte más económico (teniendo en cuenta que al ser distancias tan largas, puedes coger un bus nocturno y te ahorras la noche de alojamiento :P). Llegamos a las 6 am a la terminal de Río, y había tanto movimiento de gente como si fuera medio día! ¿Pero a qué hora se levantan estas personas? Con los ojos como platos a pesar del sueño, tomamos un bus urbano en dirección a Copacabana.

Durante nuestros días en Sao Paulo, Mónica había visto que Javi Santaolalla (amigo de Ginebra y compañero en el gran equipo de fútbol Le Club Zapata) estaba esos días también por Río! Le escribimos y sí, podríamos coincidir aunque fuera un sólo día 😉 Y no sólo eso, sino que Josinho también estaba casualmente en Río, pasando sus vacaciones en casa de Laura, en la zona de Copacabana! Ibamos a tener un encuentro de capitanes de Zapata en Río, lo máaaaximo XDDD

Qué alegría poderles volver a ver después de tantos meses, y en la otra punta del planeta! Nos encontramos en casa de Laura y nos fuimos a desayunar unos açais (una especie de preparado servido en vaso y de color oscuro, tan denso que se come con cuchara, y que teóricamente viene de una fruta, pero que en realidad es como si te comieras dos cerdos y medio de la cantidad de calorías que tiene! XDDD). Nos pusimos al día, y Laura tuvo una excelente idea! Nos sugirió coger las cuatro bicis que tenía ella y mientras ella trabajaba, nosotros podíamos ir a dar una vueltecita por las playas de Copacabana, Ipanema, Leblon, dar una vuelta por la Lagoa, y que nos diera tiempo para comer y que Javi se fuera para el aeropuerto.

La playa de Copacabana es espectacular, flanqueada por un paseo de 4 km, está repleta de pistas de futbol-playa, voley-playa, tenis-playa y todo lo que termine en playa. Cuanto más al sur, más exclusiva se vuelve la zona. Se puede comprobar fácilmente en el precio de los cocos que venden en la playa, y (desgraciadamente) también en el color de piel de la gente. Al llegar a Ipanema, ya prácticamente todos son de piel blanca, y si llegas a Leblon ya ni te cuento.

En uno de los descansos de la ruta, Javi se encontró con Café, que había sido campeón de futvóley y su “entrenador” durante su estancia en Río hace unos meses, y le pidió permiso para jugar un rato en su cancha. Nos las prometíamos muy felices con nuestra “clase”, pero la verdad es que es complicadísimo mantener la dichosa pelota sin que caiga suelo con solo un toque por persona. Cierto es que los kilos de más no me ayudaban a moverme tan ágil como una gacela, pero aún así… cuando la bola “me venía buena”, tampoco es que hiciera maravillas XDDD Resulta que la “recepción” tras el saque se sugiere hacerla con… el pecho! Toda la vida tratando de bajar la pelota cuando te llega al pecho y ahora había que levantarla. Y como demostración, Javi le pasó la pelota a Café con las manos como si se la diera a un niño, totalmente “floja” y sin potencia. Café estaba como a unos 5-6 metros de mí, y cuando le llegó al pecho, con un movimiento imperceptible para el ojo humano, le dio como si fuera con el pie y me la mandó a mis manos, bombeadita, con potencia y al sitio. Me quedé con la boca tan abierta que casi me toca el suelo XDDD que locura! Y qué técnica!

Comimos en un buffet à kilo, muy habitual en Brasil. Pagas por kilo comido (bueno, más bien por kilo servido, que te lo comas o no ya es cosa tuya), da igual si es de verduras, de carne, de pescado o de pasta. Simplemente, lo que pese pagas. Cuanto más aspiradora seas, más pagas! Javi se fue hacia el aeropuerto, y nosotros a descansar al hostel, que estábamos muertos mataos. Pero por la noche teníamos otra cita, no menos especial. Laura había investigado, y esa tarde hacían ensayo abierto en una de las escuelas de samba, Sao Clemente. Ole oleeee!

Nos levantamos medioatontaos, pero la ocasión merecía un esfuerzo, y vaya que si valió la pena! Menudo espectáculo de música, de percusión y de movimiento de caderas, piernas y siendo fieles a la realidad, de glúteos. Esos movimientos no los puede hacer cualquiera, tienes que criarte con ellos para poder moverte a esa velocidad, con esa coordinación, y ese salero, qué bestia! Se respiraba un ambiente festivo ensordecedor, y es que se pasaron una hora y medio tocando y depurando la misma canción. La decoración de la nave era como si fuera de un equipo de fútbol, y muchos de los que formaban parte de la comparsa (no las y los cracks del baile loco, sino el resto), iban con camisetas y bien uniformados con los colores del “equipo”. Y es que la samba forma parte del ADN carioca, basta ver el sambódromo, una calle con sus gradas permanentes, cuál estadio deportivo, construido única y exclusivamente para los carnavales! Nos despedimos de Jose y de Laura. Volvimos al hostel, y a dormir. Menudo día más intenso y genial! Gracias chicos, ojalá podamos vernos pronto de nuevo y compartir con cracks como vosotros algunos partidos más como en la época dorada de Zapata ;D

Al día siguiente, nos levantamos y la primera tarea del día fue comprar los vuelos a Foz de Iguazú, que habíamos visto la noche anterior. Y oh sorpresa! Habían subido al doble los precios!! Pero será posible, aún borrando la caché, navegando en modo incógnito y toda la vaina,… nos habían “pillado” que estábamos interesados en ellos. Me fui al pc del hostel, repetí la búsqueda, y aha! los mismos precios de la noche anterior XDDD Coooorre a comprarlos! Volar el fin de semana salía económico, por lo que nos tendríamos que quedar un par de noches más en Río. Fuimos a notificarlo en recepción, y… tachán: no hay camas! Pero si estaba la habitación medio vacía, ¿cómo podía ser? Resulta que era fiesta nacional, convertida en puente, y toooodo el mundo se iba para Río! Buscamos en Hostelworld, y en Airbnb, pero rien de rien… pocas opciones y precios por los aires… Decidimos probar suerte con Couchsurfing, a pesar de nuestro últimos intentos fallidos en otras ciudades, sobre todo cuando eran peticiones “last-minute”, y bingo! Patricia nos contestó en perfecto francés: “Oui, vous pouvez venir…” Jajajaja, qué alegría! No nos lo podíamos creer 😀

Su casa estaba en Niteroi, una ciudad dormitorio justo enfrente de Río. Patricia nos acogió en su casa estupendamente, recepción con un jugo de mango recién hecho incluida. Nos presentó a su amiga Katia y recomendó aprovechar las últimas horas de luz para ir a ver el teatro de Nitéroi, creado por Oscar Niemeyer, el arquitecto más importante de la historia de Brasil. Cena de McDonalds para llevar, y cervecita en una terraza local para terminar la jornada.

Nos habíamos mudado a Nitéroi, sin haber subido al Corcovado ni al Pan de Azúcar, las dos atracciones más importantes de la ciudad. Pero no os preocupéis porque aún tuvimos una experiencia superior: las mejores que se pueden tener en Río de Janeiro… y gratis! (como nos gusta encontrar maneras más baratas y menos conocidas para disfrutar de las mismas cosas, muahaha!). Patricia y Katia coincidían: ver el atardecer desde el Parque do Cidade era la estampa más preciosa de Río, con diferencia… tan era así que no nos dijeron el nombre para que no pudiéramos buscar en internet fotos ni tener alguna pista. Nos habían avisado de que el tramo a pie, de poco menos de 2km, tenía una pendiente bien pronunciada, pero aun así cuando llegamos y subimos los primeros 200m ya estábamos para el arrastre XDD Pasó un coche y a unos treinta metros paró e hizo marcha atrás. Nos preguntó si íbamos hasta arriba, y que si queríamos nos subía. Venía detrás de nosotros otra pareja, y les invitó también a subir. Que amabilidad! Y allá que vamos los cinco, exigiéndole lo máximo al motor de aquel cocherito con unas pendientes brutales, hasta llegar a la cima. Para el resto, no hay palabras… increíble! Ahí van algunas instantáneas 😉

Volvimos totalmente excitados de haber podido presenciar semejante espectáculo natural. Ya habíamos preparado una tortilla de patatas gigantesca antes de ir a ver la puesta de sol, así que fue llegar y disfrutar de la cena con Patricia y Katia. Hablamos de universidades, de educación, de costumbres en Mozambique (país origen de Katia), de como había afectado a Río el mundial de fútbol (por ejemplo, los días que había partido en Río era festivo para toda la ciudad, de manera que las carreteras estuviesen medio-vacías los “futboleros” pudieran llegar a ver los partidos sin demasiados problemas! LoL). Y en la sobremesa seguimos con temas más personales y profundos. Llegó la hora de dormir, al día siguiente teníamos el vuelo a Foz de Iguazú por delante!

Pasamos la mañana tranquilamente, nos despedimos de Patricia y Katia y nos fuimos hacia a la parada de bus con tiempo suficiente, ya que al ser festivo, el bus pasaría con menor frecuencia. Estábamos ya empezando a ponernos nerviosos cuando finalmente el bus llegó. Subimos. Teóricamente debía tardar unos 40 min en llegar, y ya llegábamos justitos. Vimos como el tiempo iba pasando, e íbamos acercándonos al aeropuerto. Pero en un momento dado, cuando ya llevábamos más de una hora de trayecto y veíamos que se desviaba de la señalización al aeropuerto, le preguntamos a la cobradora del bus que cuanto faltaba. Respuesta: 30 min! ¿Cómo? 30 minutos, eso significaba que llegaríamos a falta de 30 min para que el avión… despegara! Un chico que se sentaba junto a nosotros nos vio tan apurados que nos ofreció su móvil para hacer check-in online, pero no hubo suerte. Llegamos, y corrimos como locos, pasaportes en mano. La entrada estaba cerca y la zona de la compañía también. Con cara de pánico le dijimos al hombre que estaba a la entrada de la cola, que íbamos a Foz de Iguazú, y que llegábamos supertarde. Miro su reloj, sonrío y dijo, tranquilos tenéis tiempo de sobra. Tratamos de sacar los billetes en la máquina que pedía datos tan increíbles como a quien avisar en caso de problemas! Y tras cinco minutos da… “error”… mierdaaaa! Nos mandaron al mostrador «de urgencias», y tras dos minutos agónicos, nos dan las tarjetas de embarque… yeahhhh! Lo conseguimos, menos mal que en estos países son más flexibles y no te dicen “lo siento, el sistema ya no permite sacar las tarjetas de embarque” XDDD Control de seguridad con cero personas en cola (claro, ya estaban todos dentro!), y a la puerta de embarque! Hasta pudimos sentarnos un par de minutos antes de entrar al avión… Jod*r, que manera de sudar!!

El próximo domingo más y mejor, Foz de Iguazú!

[Brasil] Sao Paulo, reemprendiendo el camino

Tras seis semanas en España, sentimos que era el momento de continuar. Habíamos comprado un vuelo sorpresa de Buenos Aires a España para Navidades, y pensamos que -aunque ya no fuera sorpresa-, podíamos sacar provecho de esas seis semanas que faltaban. Así que entramos en nuestro buscador favorito (kayak.es :p) y encontramos un vuelo a Sao Paulo por 420 Eur que salía prácticamente cada día, haciendo escala nocturna en Casa Blanca. Pero cosas de la vida, en un blablacar de hacía unas semanas, una de las pasajeras nos comentó que una vez le había pasado algo parecido y que la compañía aérea… le había pagado la noche de hotel! Así que, ni cortos ni perezosos, llamamos a Royal Air Maroc,… total, el “no” ya lo teníamos. Les explicamos la situación, verificaron la escala y… voilà! Ellos se hacían cargo de la noche en hotel y del transfer!

Medio incrédulos volamos de Barcelona a Casa Blanca y buscamos la oficina de Air Royal Maroc, enseñamos los billetes y sí, sí! Teníamos habitación en el Hotel Relax, transfer y media pensión! Ole oleeee… que vivan los mochileros pijos! Cierto es que la comida no era para tirar cohetes, pero ¿qué más podíamos pedir? A caballo regalao no le mires el diente 😉 A la mañana siguiente, desayuno, y de vuelta al aeropuerto. Once horitas de vuelo, y en Sao Paulo a las 21h!

Llegamos totalmente desinformados, y posiblemente con un poco más de “susto en el cuerpo” de lo normal por el estado anímico de las últimas semanas. Así que viendo la enorme cola que la gente hacía a la salida del aeropuerto para tomar un taxi a la ciudad, decidimos no arriesgar y hacer un gasto extra (a recuperar en los días próximos, el presupuesto es el presupuesto :p) cogiendo un taxi que nos llevara al Aki Hostel. Un hostel pensado para emprendedores y empresarios que deban pasar unos días en la enorme capital, pero que también tiene su habitación para 15 personas, que como podéis suponer… efectivamente, fue nuestra morada durante nuestros días por allí.

Primera tarea al llegar a una capital: buscar un Free Walking Tour. Tras las últimas experiencias que habíamos tenido, es sin duda la manera más rápida, económica y auténtica de conocer una capital. Esta vez era un grupo ultra-grande, más de 50 personas! Pero bueno, todo tiene su parte buena. Como éramos tantos, al final la propina que da cada uno es menor :p Pura teoría de juegos, tratando de pensar un precio justo por la guía, y pensando en lo que el resto va a poner, tu haces tu contribución proporcional XDDD Aquí van algunas fotos ilustrativas!

Al día siguiente fuimos al Parque Ibuerapuera, el pulmón verde de la ciudad y su lugar de eventos culturales más importante. Era el fin de semana de la Concença Negra, y cuando llegamos estaban dando un concierto en el escenario principal. Había una “buena onda” impresionante, sobre todo cuando cantaron Mamma Africa, la gente bailando a plena luz del sol y sintiendo la música hasta lo más profundo, con una sonrisa que no les cabía en la cara y felices de la vida! Tanto fue así que al final del mismo, la volvieron a cantar y todos (incluido un servidor) nos pusimos a bailar y a cantar! Tras el concierto, seguimos paseando: chavales con monopatín, bicicleta o rollers, se mezclaban con familias paseando y cuerpazos luciendo, entre canchas de fútbol sala y de basket, rodeados de pequeñas lagunas. Un lugar de obligada visita y disfrute si vas a una ciudad con 11 millones de habitantes, principalmente dedicada a actividad económica, ergo “sin mucho que ver” :p

Pero no podíamos irnos de Sao Paulo, sin conocer de primera mano el barrio Liberdade de Sao Paulo. Es una zona eminentemente japonesa (Brasil es el país del mundo con mayor presencia japonesa tras el propio Japón) e ir a comer a su mercadillo, justo a la salida del metro, es toda una experiencia. Hicimos la cola donde más gente había, nos sentamos en la acera y degustamos una guiozas de carne, acompañados con un zumo de piña con menta espectacular! XDDD Y cuando ya estábamos terminando nuestro paseo por la calle principal, me pareció ver a una chica que conocí con Iñaki y Juanan en nuestro viaje a Tokyo (allá por 2009), pero claro, como para nosotros todas las personas de rasgos asiáticos son casi-iguales, tampoco fui a decirle nada. Luego le mandé un mensaje por FaceBook, y resulta que sí, que vivía en Sao Paulo y que esa tarde estaba de paseo por Liberdade! De locos, qué repequeño es el mundo!

Y para despedirnos, una visita a la Torre Italia (en horario gratuito, de 15h a 16h, aquí no perdonamos ni una, cuando algo es gratis, allá que vamos!). Vuelta al hostel, café con Joao Paulo (uno de los socios del Aki Hostel) y a la estación de buses. Esta noche toca dormir de viaje.

El próximo miércoles más y mejor. Alguien ya nos estaba esperando en Río!