[India] Pushkar, lago sagrado y Diksha

La estancia en Jaipur se alargó más de lo previsto y tuvimos que cambiar el planning inicial para llegar a tiempo al curso de Yoga en Rishikesh. Así, casi sin saber como, acabamos en un lugar llamado Pushkar.

Puskar es un pueblecito, y cuando digo un pueblecito es porque es muuuuuy pequeño. Una calle principal, unas pocas calles secundarias y un lago del que dicen que sus aguas son sagradas.
Es un lugar lleno de contrastes, por un lado es un sitio de peregrinaje y por otro de mochileros hippies. Es el lugar ideal para comprar todo aquello que te sueles encontrar en los mercadillos hippies de España, pero a un precio de risa.

Pushkar es de esos sitios en los que puedes descansar, y disfrutar del ambiente del lugar, no es necesario planear nada, todo va surgiendo de una forma espontánea y además al ser un lugar tan pequeño y familiar, a la segunda vez que pasas por el mismo sitio ya te saludan como si te conocieran de toda la vida.

Os podría enumerar muchos templos a visitar en Pushkar, pero a pesar de ser tan pequeñito no visitamos ni uno solo ni hicimos ninguna excursión de las recomendadas, solo nos dedicamos a pasear por allí y a dejarnos llevar y fue así como disfrutando de nuestro primer almuerzo conocimos Gloria y Jean. Nosotros estábamos sentados en uno de los puestecitos de falafels (no os he dicho que Pushkar tiene mucho turismo de jóvenes israelis) cuando Gloria y Jean se sentaron enfrente de nosotros. No me acuerdo muy bien como fue, pero creo que ella nos preguntó si estaba rico el kekab de falafels, y nosotros le dijimos que sí, que habíamos pedido uno con berenjena y aguacate que estaba buenísimo. Y en este intercambio de palabras nos dimos cuenta de que teníamos algo en común. Ella era española y él francés pero hablaba un perfecto español 🙂

Ellos se pidieron su kebab de falafels y nos quedamos con ellos a conversar hasta que decidimos irnos todos juntos a otro sitio a tomarnos un chai. Y fue allí donde la conversación empezó a ser aún mas interesante.

Gloria tenía algo especial y no sabía muy bien qué. De hecho Juny y yo nos habíamos fijado poco antes, que al caminar con ellos por la calle principal una moto casi la atropella, bueno, sin el casi, porque la moto la tocó, aunque por suerte no le hizo ni un rasguño. Y sabéis qué? Ni una mala palabra, ni un mal gesto, ni una mala cara por parte de ella. Cualquiera de nosotros hubiera reaccionado diciendo alguna calamidad y la mujer no quitó en ningún momento la sonrisa de su cara. Me he ido un poco por las ramas pero quería que supiérais un poquito como de feliz es esta pareja. Lo único que transmitían eran buenas vibraciones y alegría. Irradiaban felicidad.

El tema es que Gloria desde hace un años se adentró en el mundo del Diksha. Sí, yo también me quedé con cara, de ¿qué es eso? Pues a ver si os lo sé explicar,… el Diksha es una técnica originaria de la India, poca gente aun la conoce, o al menos en el mundo occidental. Para que lo entendáis se asemeja bastante con el Reiki. Diksha es “transferencia de energía consciente”, que produce cambios en el cerebro. No es ninguna religión, por lo que es compatible con cualquier creencia o ideología. El principal objetivo de esta técnica es que cambies tu percepción y que te liberes de conflictos internos para ser más feliz. Por lo visto con el Diksha se consigue equilibrar el hemisferio derecho e izquierdo del cerebro y activa la parte frontal, por lo que estos cambios neuronales modifican la manera en que percibimos la vida. No me digáis que no suena maravilloso 🙂

Gloria nos dijo que si queríamos nos podía hacer una iniciación al Diksha, que no solo era bueno para nosotros, que también lo era para ella, ya que era una transferencia de energía y que era un placer. Nosotros no teníamos que hacer nada especial, tan solo acudir al atardecer.

Así que nos despedimos, nos hicimos una buena siesta y más tarde nos dirigimos hacia el lago donde habíamos quedado. Aunque si os digo la verdad, a mí, la idea del Diksha no me acaba de convencer, y no porque no me fiase de Gloria ni nada parecido, era porque tenía mucho miedo, no sabía si el hecho de haber pasado por todo lo de mi hermana podía influir o si podía pasarlo demasiado mal.

Llegamos allí, donde todo el mundo se reunía para el atardecer, con música en directo y gente bailando. Nos encontramos a Gloria y nos pusimos a bailar, mientras el sol se iba poniendo. Cuando la fiesta hubo acabado, nos dirigimos hacia la escalinata que desciende al lago y entre tanto le explicamos que mi hermana había fallecido hacía tan solo unos meses y que yo aun no estaba recuperada de este dolor. Nos dijo que no había ningún problema, que en todo caso el Diksha me podía ayudar, que yo no tenía que hacer nada, que estuviera tranquila.

Así que a ello fuimos. Nos sentamos con las piernas cruzadas, en la orilla del lago y ella se puso frente a nosotros, mirando hacia al lago. Nos pidió cerrar los ojos y relajarnos a través de varias inspiraciones y espiraciones, tal y como nos han enseñado tantas veces en Yoga. Creo que cantó un mantra y me puso sus manos encima en mi frente. Sentí un calor y una energía que no había sentido nunca, concentrada en mi cabeza y en mi corazón. Al rato, se retiró e hizo lo mismo con Juny. Nos pidió de mantener los ojos cerrados y observar lo que nos estaba pasando.

Yo sentía un dolor y un agobio tremendo en el pecho y en la garganta, era como si tuviera clavado algo ahí y no me lo pudiera sacar. Sentía como se me caían las lágrimas, y como intentaba luchar contra esa opresión en mí. Cuando acabamos, nos pidió que le contáramos que habíamos sentido. Los sentimientos de Juny y míos eran muy distintos. Juny nos explicó que había sentido que no éramos nada, que éramos principalmente vacío así como el universo es también mayoritariamente vacío. También había visualizado una especie de galaxia rotando en su interior y sentido una calma especial que perduraría a pesar de los turbulentos momentos del futuro.

Cuando yo les expliqué mis sensaciones, ella me dijo que mi postura le delató lo que me estaba pasando. Toda mi espina dorsal estaba curvada hacia dentro como si tuviera clavado un enorme cuchillo en mi pecho. Me dijo que no huyera de ese dolor, de esa agonía que tenía, que no quisiera expulsarlo, que lo observara, que lo abrazara, y que lo cuidara. Y eso hice, esa noche tenía muchas nauseas, tenía ese dolor en mí, no quería que se fuera, tan solo pensaba una y otra vez en mi hermana. Esa noche cené muy poquito y ese dolor me acompañó hasta la hora de ir a dormir. Lo que pasó esa madrugada fue de las cosas más bonitas que me han pasado nunca. Nada más despertar me di cuenta de lo que había sucedido. Había soñado con mi hermana, pero no un sueño cualquiera, tampoco había sido una pesadilla. Yo no me acuerdo nunca de los sueños, pero ahí estaba yo saboreando cada segundo de esa preciosa noche.

Con una sonrisa de oreja a oreja nada más despertar estaba yo explicándole a Juny con pelos y señales como esa noche había estado con mi hermana, ella estaba muy asustada y yo la abrazaba para consolarla y protegerla. El motivo de su miedo era que decía que nadie la veía. Ella me contaba que casi la habían atropellado porque no la habían visto. En el sueño, yo era la única que podía verla, tocarla, hablarle. Yo sabía que mi hermana había fallecido pero no quería que estuviera triste así que yo solo la abrazaba y la volvía a abrazar. No sé muy bien donde estábamos, no conocíamos a nadie y recuerdo abrazarla mientras caminábamos por unos pasillos llenos de arcadas y de gente con pañuelos en la cabeza paseando por allí.
Para mí, el sueño fue precioso, por una parte estaba aceptando que mi hermana había fallecido y por otra mi deseo que para mi era inalcanzable de volver abrazarla una vez más se había cumplido. PAZ, eso es lo que sentí tras experimentar todo esto. PAZ, y felicidad a partes iguales.

He estado pensando mucho en si contar toda la experiencia del diksha y del sueño, pero a pesar que todo pueda sonar a muy místico, esotérico y espiritual, lo más importante para mí es que ha sido una vivencia mía, una vivencia que este viaje nos está regalando, y puede que sí puede que no, que sea algo que haya hecho cambiar algo en mí. No soy la misma que hace unos años, no soy la misma que hace tan sólo unos días.

Gracias Gloria por tu tiempo, por tus enseñanzas, por tu energía y por este sueño tan maravilloso!

Después de esta experiencia tan preciosa tan solo podíamos seguir disfrutando de la encantadora Pushkar y por primera vez en todo el viaje, invertimos una tarde fantástica yendo de compras. Os dejo que disfrutéis de las fotos ❤


En el próximo post os contamos nuestra estancia en la auténtica y maravillosa Jodhpur!

[India] Jaipur, la ciudad rosa del Rajastán

Jaipur es la capital del estado de Rajastán. Es una ciudad vibrante de unos 3 millones de habitantes. Pasearse por allí quiere decir estar despierto, observar, oler, sentir, vivir experiencias una tras otra. Nosotros nos alojamos un poco alejados de la ciudad antigua, a más de 3 km, pero íbamos siempre caminando para empaparnos bien de todas esas sensaciones, de la gente y del jaleo del lugar.

Jaipur es llamada también la ciudad rosa. Podríamos discutir largo y tendido sobre el color de las fachadas de sus edificios pero en resumidas cuentas, le queda poco de rosa. No sé si algún día fue rosa, o simplemente era más sencillo y atractivo decir “la ciudad rosa” que llamarla “la ciudad de color salmón anaranjado” jajaja. Cierto es que el acabado de todas sus fachadas es bastante homogéneo en tonos… vamos a dejarlo en “rosa salmón”.

Además de visitar alguno los muchos palacios construidos por los marajás de aquella época, Jaipur tiene mucho más que ofrecer. Simplemente perderte por sus calles, paseando por sus bazares, subiéndote a lo alto del Iswari Minar Swarga Sal, un minarete del que puedes apreciar toda la ciudad amurallada. Ahhh, que no os he dicho que la ciudad antigua está totalmente rodeada por una muralla y que para acceder a ella existen 7 puertas, a cada cual más bonita!

Pero si algo me atraía desde hace tiempo de Jaipur era el Hawa Majal o Palacio de los Vientos. Había visto esa foto un montón de veces y quería verlo en persona. No entramos porque básicamente a mi me bastaba con ver la fachada de ese Palacio. Para nuestra sorpresa tengo que decir que es mucho menos imponente de lo que parece. Son solo 15 metros de altura, pero aun así la fachada principal del palacio me parece preciosa. Un marajá construyó ese palacio para que las mujeres de la realeza pudieran contemplar la vida de la ciudad a través de sus múltiples ventanas sin ser vistas.

Además de callejear por Jaipur entre vacas que paran el tráfico, rickshaws y vendedores ambulantes, también puedes ir a tomarte un auténtico lassi. El lassi es un yogur casero, de los de verdad, natural (con grumitos y todo) y azucarado y el mejor sitio para tomártelo es Lassiwala. Está fuera de la ciudad amurallada, a medio camino desde la guesthouse donde nos hospedábamos. Ojo, si vais algún día por esa zona buscando el lugar, tiene tanta fama que le han salido imitadores. Pudimos encontrar hasta 4 sitios que se llamaban igual. Es lo que tiene el éxito, que todos lo quieren copiar. Podéis distinguirlo fácilmente porque suele haber un montón de gente local alrededor tomándose el preciado lassi. Y por si os quedan dudas, este local tiene el cartel negro y pone “since 1944” y es el número 342 de la calle MI Road. Es muy gracioso, porque justo al lado hay uno de los falsos Lassiwala y siempre está vacío! Por 40 rupias puedes disfrutar como un enano de un yogur tamaño grande en vaso de barro. Super auténtico!

Aunque si algo nos impactó de Jaipur es su cine. Había leído que el Raj Mandir era uno de los cines más famosos y bonitos de la India y era una oportunidad muy buena para ver una película de Bollywood, así que una mañana reservamos las entradas online (que la India es mucho más moderna de lo que nos pensábamos) para la única película que había, NH10 para la sesión de la tarde y al llegar al cine, para nuestra sorpresa había una máquina para imprimir las entradas reservadas, oh yeahhh!!

Nos dirigimos hacia allí sabiendo que la película la veríamos en hindi y que no íbamos a entender nada pero sólo por el hecho de entrar a ese cine ya valió la pena. Es un cine muy bonito, muy retro, muy recargado para mi gusto, con mucha moldura y muchos efectos luminosos pero tiene mucho encanto y lo más importante, descubrimos que el acudir al cine, es una actividad muy apreciada por la gente local, una de las actividades más sociales. Por supuesto, ese cine sólo tiene una sala, pero que sala!! Parece que entres a un teatro, con su gallinero y todo. Los asientos son reclinables (pero más pequeños de lo que os imagináis) y lo mejor de todo es el ambiente que se respira allí. Los indios en vez de ir a ver una peli, parece que van a ver un partido de fútbol. Eso si, no existen muchas escenas de besos, las de sexo están totalmente prohibidas, pero insinuaciones hay unas cuantas!! Los indios comentan, chillan, aplauden, es impresionante. Se meten tanto en el papel que se levantan del asiento a aplaudir como locos cuando la buena (y protagonista) de la peli, mata a palos a uno de los malos. Uy! Qué ya os he contado el final, jajaja No es la mejor película que hemos visto pero creo que fue una de las veces que más disfrutamos del cine. Absolutamente genial. Los turistas coreanos que teníamos al lado nos preguntaron si entendíamos algo…. pobres, ellos se creían que la peli era en inglés!

Y después de tan emocionante sesión de cine, a nosotros nos tocaba vivir nuestra propia aventura de volver al hostel. El cine Raj Mandir está justo al lado del local de los lassis, por lo que estábamos a menos de 2 km del hotel, con lo que decidimos volver a pie. Había llovido durante toda la tarde y seguía lloviendo, el “sistema de alcantarillado” no da abasto porque las calles (y las alcantarillas) están llenas de basura, por lo que te ves literalmente saltando de un lado a otro para no remojarte en charcos llenos de (voy a decirlo fino)… caca.

La travesía iba bien hasta que llegamos a una gran avenida donde teníamos que cruzar y no encontrábamos la manera de atraversarla sin meter las botas enteras en el gigantesco charco de 6 o 7 metros. Llegados a ese punto, decidimos parar a un rickshaw pero el conductor al ver que nuestro destino era tan cercano pasó literalmente de nosotros y dejó subir a una familia de indios que llegaron después. Con cara de tontos que nos quedamos, nos decidimos a cruzar el charco evitando los rickshaws, motos y coches que pasaban por allí y que de paso te iban duchando y casi atropellando, y que pasó? Pues lo que tenía que pasar! Uno no sabe la profundidad de esos charcos hasta que mete la bota en él y puajsssssss, no puedo ni quiero explicar con palabras el asco que sentí! Madre míaaaaa, no lo olvidaré jamás! Eso sí, desde ese día me nombro mochilera y viajera con todas sus letras. Creo que nos hemos ganado el título! Al llegar al hotel, a lavar todo y a secar las botas con bolas de papel de periódico dentro. Benditas botas, no quiero ni imaginarme la sensación con chanclas. Puaaaaaaajjjjjjjj :/

Aprendizaje: No salgas de la habitación de tu hotel si llueve a cántaros en una ciudad en la que el suelo es el basurero, y si lo haces no seas rata y pilla un rickshaw enseguida que puedas!

Después de leer el relato completo os merecéis un premio, os dejo con las fotos de la maravillosa Jaipur!

Cuando ya volvíamos a tener las botas recuperadas de la tragedia y totalmente secas nos decidimos a ir al Fuerte Amber.

Amber es una ciudad mucho más tranquila situada al nordeste de Jaipur a unos 10 Km. La mayoría de gente va hasta allí en rickshaw pero a nosotros nos gusta más la aventura y lo baratillo, así que esa vez como se nos hizo un poco tarde cogimos el rickshaw solo hasta la ciudad antigua, no sin antes negociar bastante el precio, y luego tomamos el bus local. Lo cual es una maravilla porque cuesta 10 rupias por persona y trayecto (unos 15 céntimos de euro!!).
El viaje en bus fue de lo más interesante, sobre todo porque como habitualmente, éramos los únicos extranjeros y además pudimos ver todo tipo de animales por la carretera: vacas, perros, camellos, elefantes,…

Al llegar estaban bajando los últimos elefantes que hacen la subida hasta la entrada del fuerte por un camino adoquinado. Es una atracción más del lugar. La verdad es que no había mucho turista, y subimos prácticamente solos por ese camino. Ya desde abajo avisté a un grupo de indias vestidas todas con saris de color rojo subidas a lo alto de una de las edificaciones de la fortificación. Flipé en colores, porque parecía que el fuerte tenía vida propia. Seguimos subiendo y nos encontramos a un buen grupo de indios e indias vestidos todos en tonos pastel y colocados a ambos lados del camino y con pétalos de rosa preparados para venerar a alguien. Pasamos por en medio. Yo me sentía como en una película de marajás y lo que no sabía es que lo estábamos!! Al cruzar la entrada principal de la fortificación nos encontramos con unos maharajaes subidos a unos elefantes preciosos vestidos con sus mejores galas y con un séquito de soldados. Y yo que hago? Pues foto!! Y me viene un asistente y me dice: –no photo, no photo! Yo me hago la tonta, le digo –sorry, sonrío y me doy cuenta que estamos en medio del set de rodaje, jajajaja brutal!!!!

Habíamos ido a ver el fuerte y eso hicimos, pero de una manera un tanto especial. Nos lo pasamos tan bien viendo como rodaban la misma toma una y otra vez que decidimos no pagar la entrada para ver el palacio del fuerte, pero es que esta experiencia era tan única… Después de varias horas disfrutando del rodaje de una película de Bollywood decidimos ir a comernos un buen butter massala paneer con unos chappatis, de postre unos chais y vuelta a Jaipur en el fantástico bus local!

Aquí tenéis las fotos del fuerte y lo que pude captar rápidamente del rodaje, jejeje!

Al bajarnos del bus decidimos dar el último paseo por Jaipur. Cuando ya estábamos de vuelta al hotel, nos para un indio con muchas ganas de conversar. Empieza a hablar de turistas, de vendedores que te quieren encasquetar cualquier cosa, de viajes, nos dice que somos muy abiertos, que hay muchos extranjeros que no quieren hablar, que si le gusta la barba de Juny (su barba da mucho juego siempre!), que si volvemos a hablar de un país, de otro, nos enseña fotos de su último viaje a Japón, Juny le dice que también había visitado Japón y no sé muy bien que pasa que acabamos en su rickshaw (tiene varias profesiones, entre ellas conductor de tuc tuc) para irnos a tomar un lassi juntos. Le decimos de ir al Lassiwala que está muy cerquita, pero ya está cerrado, y acabamos yendo a otro que el conocía bien. Le invitamos al lassi. Nos comenta que quiere charlar más, nosotros estamos tan tranquilos y tan a gusto en el tuc tuc con el tomándonos el yogurcito, que le decimos que podemos quedarnos un poco mas con el conversando, pero él tiene otra idea en su cabeza y nos propone invitarnos a su casa. Nos dice que no nos preocupemos que él nos lleva y después nos devuelve al hotel. No quiere dinero, sólo quiere que le contemos cosas. Hasta ese momento, la verdad es que había sido muy amable, aunque aún no nos había casi dejado abrir la boca. Ese indio era muuuuy hablador. Y ahí estamos que no sabemos que hacer, no tenemos ni idea de donde vive, conduce un rickshaw y puede llevarnos a donde quiera y hacer lo que quiera con nosotros (la película del otro día había influido en que me viniera a la cabeza todas las cosas que nos podrían pasar), pero el hombre parecía de fiar, nos había enseñado fotos de su familia, de sus viajes, de sus giras como músico. Si estaba haciendo un papel, la verdad lo hacía muy bien. Aún era de día, y Juny aun tenia un poco de batería en el móvil, en caso de urgencia. Así que le dijimos que sí, que nos íbamos a tomar ese chai que tanto nos quería ofrecer.

Vivía a tomar por c…, así que imaginaos el camino como se nos hizo de largo. Sonreíamos pero en el fondo teníamos una vocecita que nos recordaba que quizás nos estamos equivocando… –y si nos quiere secuestrar??? Ahhhh que malo es pensar a veces! Llegamos al destino final. El hombre y su familia vivían en una colonia. Todas las casas amontonadas, sujetándose unas a otras. Era como un poblado. Y sabéis que? Fue una experiencia maravillosa. Absolutamente todos nos saludaban con alegría, con una sonrisa sincera, no nos miraban como suelen hacer cuando vamos por una zona turística que parece que llevemos el símbolo del dólar tatuado en la cara.

Entramos a su casa, nos presentó a su mujer y a sus tres niños. La casa era súper pequeñita, había dos habitáculos, uno era la cocina y trastero y el otro era la habitación y salón, pero sin sofás, ni sillas, ni cama, ni nada. Allí duermen encima de un tapiz todos juntitos, al montón!

Nos acomodamos en el suelo. Nos ofrece el chai, y en cuanto se va a la cocina, Juny y yo acordamos que por si acaso solo lo beba uno de nosotros (es que he visto muchas películas). Juny que estaba contento y asustado a partes iguales me dice que le parece bien, que él se lo bebe. Ahí él hace su papel de salvador y de hombretón fuerte, como en las pelis. En caso de droga, el necesita más cantidad para que le afecte. Así que se bebe mi chai y lo deja a mi lado como si yo me lo hubiera tomado. Poco a poco se va bebiendo el suyo. Entre tanto el señor vuelve y nos enseña las marionetas que hace a mano y vídeos de actuaciones suyas con ellas. Nos invita a que compremos una, le decimos que nuestra mochila es muy pequeña y que no necesitamos nada, nos dice que nos las regala, entre tanto yo pensando que como el chai tenga algo, como hago para mover los 95kg de Juny y salir de allí, jajaja (risa nerviosa), sonrío al hombre, le digo que gracias, compruebo que Juny sigue despierto. Parece que sí!

El hombre nos dice de tomar cervezas, yo le digo –no no, estamos fenomenal. Muchas gracias pero vamos ya a cenar al hotel que estamos muy cansados! Solo falta eso que nos traiga mas sustancias a ingerir. El hombre cambia un poco su humor, no sabemos si porque no habíamos aceptado su regalo o por que no tomábamos cerveza. Total, que nos dice que el va a ir a tomar cervezas y que no nos puede llevar al hotel, pero que un amigo suyo, pagándole 70 rupias nos llevará. Perfecto, trato hecho. Confirmamos el precio con su amigo y le damos 100 rupias a nuestro amigo para que se vaya a tomar una cerveza a nuestra salud. El hombre ya está mucho más contento, nos da su business card y nos despedimos de él. El amigo nos lleva en su rickshaw. Un buen rato después estamos en nuestro hotel, sanos y salvos y con una experiencia que no nos ha dejado indiferentes! “Cagaditos» estábamos, a la vez que felices de haber visto con nuestros propios ojos como vive una familia india en una colonia 🙂

Había leído muy malos comentarios sobre Jaipur, sobre lo agobiante y turística que era, pero yo me alegro mucho de haber pasado unos días allí, de haber escuchado las bocinas de los coches y de los rickshaws, de haber sonreído a cada uno de los niños que quería hablar, jugar o simplemente “demostrarnos” lo bien que habla inglés con tan solo dos frases que se sabe de memoria, de haber esquivado vacas paseando por la calle, de haber ido a una colonia india a las afueras de la ciudad, de haber visto una película de Bollywood, de haber estado en el rodaje de una de ellas… Una ciudad te puede gustar más o menos, pero todas, absolutamente todas tienen algo que te puede atrapar o hacer que salgas corriendo. Jaipur, a pesar del caos y del agobio que tanto nos anunciaban nos ha regalado recuerdos imborrables y vivencias que jamás olvidaremos ❤

Hasta el próximo post … en Pushkar!

[India] La India de sur a norte… en tren!

Ahí estábamos en el pueblo más al sur de la India, con los ojos puestos en Rishikesh, en las faldas del Himalaya,… a unos 3000 km al norte. Estuvimos considerando la opción de volar, pero finalmente optamos por preparar una ruta y cruzarnos la India… en tren! Qué gran experiencia y qué buena decisión.

Mónica había estado investigando, y parecía que pasar unos días por el Rajastán podía ser la opción más interesante antes de sumergirnos por un mes en el, para mí cuasi-completamente desconocido, mundo del yoga. Así que nuestro destino “final” sería Jaipur. Desde allí iniciaríamos nuestra ruta por la India más gitana.

El tren en la India,… ay el tren en la India XDDD Es curioso como, a pesar de ser trenes como en cualquier otra parte del mundo, el sistema es tan diferente al que estamos acostumbrados. Para no pegaros el chapón, os dejo algunas pinceladas características del sistema para que os hagáis una idea:

  • Clases: es impresionante la cantidad de “tipos de billete” que se pueden comprar, desde Clase II (¿habéis visto las típicas fotos de un vagón con la gente prácticamente con un pie dentro y el otro fuera porque no caben? ese es el billete de Clase II, también conocido por sálvese quien pueda!) hasta la Primera con AC, pasando por Chair Car, Sleeper, Tercera con AC, Segunda con AC…
  • Precio: los precios varían progresivamente con diferencias de un 8x entre extremos, siendo los de Clase II increíblemente económicos y los con AC sorprendentemente “elevados”. Nuestra preferida fue la Sleeper Class, con un precio muy razonable y en la que al menos tenías tu cama-banco reservada, además de estar en un ambiente totalmente local y auténtico.
  • Adquisición on-line: si no tienes tarjeta de débito o crédito india, no puedes comprar los billetes on-line a través de la plataforma oficial. Por suerte, donde hay oportunidad, hay negocio y a través de Cleartrip se puede “transaccionar” casi de la misma manera con un pequeño sobrecoste en concepto de comisión.
  • Adquisición in-situ: la jungla. Para los trayectos cortos, lo más habitual es ir directamente a la estación y comprarlo en ventanilla. Pero oh sorpresa!, que el concepto de “fila” en India no es con el que veníamos en mente. Básicamente es quien ponga primero el brazo y la mano con el dinero gritando más fuerte por el agujero de la ventanilla se lleva el boleto XDDD (bueno, quizá sea un poco exagerado, pero no mucho :p). Lo que sí que es muy cierto es que el radio de privacidad en una cola es -0.5cm. Es decir hasta el momento en el que de detrás no hunde medio centímetro tu piel se considera que hay “un hueco”. Por consiguiente, si dejas el “hueco habitual” con el de enfrente, ellos consideran que hay un huecarro infinito (o que incluso no estás en la cola) y sin darse ni cuenta meten su cuerpo entre el tuyo y el de delante, presionando los correspondientes 0.5cm sobre su espalda, y como no te espabiles en el hueco que hay entre el que se acaba de colar y tu cuerpo se pondrá otra persona y luego otra y luego otra,… infinitamente.
  • Sistema de adjudicación de asientos: ¿cómo que adjudicación de asientos? ¿no se supone que al comprar un billete tienes tu asiento asignado? Sí y no. Aquí va la explicación de la falla. Dos meses antes de que ese tren haga su trayecto, se “abre la veda”. Supongamos que un tren tiene 200 plazas de sleeper, por tanto en ese momento tienes 200 disponibles. Si eres Flash Gordon y sabes que tal día (dentro de dos meses) vas a viajar, y consigues comprar en ese momento tendrás tu deseado banco-cama. Pero este es el más raro de los casos porque resulta que… todos los billetes se pueden cancelar o modificar hasta unas pocas horas antes a la salida del tren! De manera que estés seguro o no, tú compras tu billete y cuando llegue el momento, ja vorem. Así que los 200 asientos disponibles se completan a los pocos días / horas, y entra la siguiente fase llamada RAC. Cuando compras un billete en estado RAC, sabes que vas a poder viajar seguro, pero quizá no tengas un banco para ti solo y tengas solo medio-banco-cama, pero al menos tienes la seguridad de que subirás al tren. Por último está el estado Waiting List en el que “a priori” no tienes asiento (ni medio ni entero ni nada….), pero que conforme se vayan cancelando asientos delante de ti permitirán a los que están en RAC entrar en Available (banco-cama completo), y a los de la Waiting List entrar en RAC (medio-banco-cama). Y ahí estás día sí, día también mirando como evoluciona tu PNR (el número que te dan de referencia de tu billete) para saber si podrás o no subir al tren XDDD Unas horas antes de la salida del tren se hace la Lista Final de pasajeros en la que queda finalizada y publicada la configuración final del tren. En ese momento te empiezan a llegar sms, e-mails de un lado y del otro avisándote de que tienes plaza y donde te toca pasar la noche ;D En caso de no tener asiento, te devuelven el dinero y te quedas “en tierra”…
  • Predicciones: dado que el caso de encontrar directamente un asiento disponible es tan poco frecuente, se pueden hacer predicciones tomando el histórico como referencia. En nuestro caso, cada vez que trainman decía que había más del 90% lo comprábamos y pudimos subir a todos los trenes, eso sí unos días en banco-cama superior con “todo el espacio del mundo” y otros en medios-banco-cama toda la noche encogidos como un bebé, pero lo importante es que pudimos subir.
  • Pasajeros al tren: tras recibir la avalancha de notificaciones de que “tienes que subir al tren”, llegas a la estación y ahí dos números son claves: el del tren y el de tu vagón. En pizarras manuales o en algunos casos electrónicas van informando de la hora y la plataforma a la que llegará determinado tren. Por suerte, si tienes conexión a internet, también puedes ver cuán tarde está llegando tu tren y la estación en la que se encuentra en cada momento (vital para saber cuando te toca bajar O_o). Si has acertado, en la puerta (bueno, en realidad es en el hueco porque no hay puerta… son esos trenes en los que te puedes subir y bajar en marcha :D), hay un listado con el nombre, sexo y edad de todos los pasajeros… te buscas y si estás, para arriba! No es tan trivial como parece, a veces tenías el vagón S7, e ibas andando del S1 al S6 y de repente empezaban las clases altas. Entrabas en pánico y te ponías a preguntar donde estaba el S7! y te dicen “allá en la otra punta”, y para allá que te vas corriendo y ves el S8, el S9 y después el S7… pasajeros al tren!
  • El interior del tren: los vagones están compuestos por módulos de 8 banco-camas. Un pasillo excéntrico los recorre de extremo a extremo, dejando a un lado 2 mini banco-camas (una encima de la otra), y a la izquierda dos columnas enfrentadas de tres banco-camas (alta-media-baja). Nuestras preferidas eran las superiores, porque así cuando se hacía de día podías seguir “espatarrao”, mientras que en las de abajo, la banco-cama del medio se abate y se convierte en el reposa-espalda de la banco-cama de abajo. De esta manera, durante la noche todo el mundo tiene su cama, y durante el día su asiento a nivel “de suelo”. Durante la noche pasa el revisor, te despierta, le enseñas el billete en el móvil y a dormir otra vez!
  • La vida en el tren: el tren en la India es como un pequeño pueblo, pero en movimiento. Cualquier forastero es rápidamente detectado y objeto de miradas curiosas y continuas (es increible como mantienen la mirada aún cuando se la devuelves XDDD serán descaraos!). A la hora de comer todo el mundo se saca sus «tupper multinivel» con los chapattis (tortitas), algún tipo de verdura en salsa, una ensalada, yogur… Si te falta algo no pasa nada, porque en cada parada suben y bajan vendiendo sandwiches, té masala («chai»), pakoras, papas, pepinos cortados con especias, bebidas,…También te puedes encontrar a gente haciendo yoga en el pasillo a primera hora de la mañana, o cantando sus mantras matutinos O_o Llegando al Rajastán también eran frecuentes cantaores y acrobatas, niños y mayores, y el público local lo agradecía… llevan el arte en la sangre! Y por supuesto, como podéis imaginar, cuando en la Clase II no cabe ni un alfiler, la gente se pasa al siguiente nivel (el sleeper) y se quedan a dormir en el suelo. Cuando pasa el revisor, pagan una pequeña multa y a la marcha.
  • Lo que peor llevamos: Dentro del tren no hay papeleras per sé, por lo que todos los desechos (envoltorios, bolsas, botellas,…) se van por la ventana! Y así están los laterales de las vías: montañas de escombros, qué con un poco de suerte se han mezclado con el agua dando lugar a una especie de barro negro donde los cerdos (animales) se regocijan mientras se embarran enteritos. Nunca me hubiera imaginado tanto cerdo junto y tan cerca de las ciudades! Para terminar, hemos de confesar que hay otro momento «no plancentero». Los servicios de los vagones «desaguan» directamente en las vías, por lo que en las paradas hay una importante acumulación de desechos naturales humanos y si el vagón se ha parado en una zona «caliente», el olor es… insoportable a más no poder XDDD

Madre mía, menos mal que no quería pegaros la chapa! Pero no podíamos pasarnos no sé cuantas horas en tren y no contaros toooodo el proceso que lleva. Al final decidimos coger tres trenes (ergo tres noches) y descansar una noche en Bangalore y dos en Mumbai, para recuperar el cuerpo. Al fin y al cabo, por muy horizontal que estés, el nivel de descanso no es muy elevado, sea porque estás pensando en que no te roben las zapatillas, o que el ventilador te está partiendo las lumbares, o que te ha tocado en las medio-banco-camas y estás como un feto en el vientre de su madre con la diferencia que la ventana no cierra y te vas comiendo todo el humo de la máquina porque estás en el primer vagón, o porque pasa el vendedor del “chai”, o el de los candados, o el de los spiderman que bajan solos por la pared, o que son las 3am y el de abajo se ha despertado y enciende la luz que tienes a un palmo de tu cara… tot un show che! XDDD

Y así, poquet a poquet, fuimos de Kanyakumari a Nagercoil en bus, de allí un tren de 14h hasta Bangalore, noche en un hostel a 400m de la estación, otro tren de 24h hasta Mumbai, dos noches en la ciudad con el alojamiento más caro de la India, y finalmente otro tren de 18h hasta Jaipur. Seis días después y con un gasto en trenes de 43 Eur por pareja… estamos en el Rajastán! Posiblemente la región más auténtica del país 😀

Nos leemos el próximo miércoles!

Un abrazote!!